miércoles, 6 de febrero de 2008

La mentira


MARÍA JULIA MAYORAL ma.julia@granma.cip.cu


Tan antigua como la existencia humana, la mentira, al parecer, nunca dejará de tener promotores y adeptos en este mundo. Hablo de la premeditación para elaborar y comunicar enunciados contrarios a la verdad, que tergiversan el estado real de las cosas.Contra la Revolución cubana la han usado y emplean de manera constante y prolífera, pero ni las calumnias tejidas por nuestros adversarios ni las que estén por inventar me preocupan. Para combatirlas hay entrenamiento y cosechas de éxitos, nacidos del absoluto apego a la verdad.En marzo de 1959, al hablar ante el Comité Conjunto de Instituciones Cívicas Cubanas, Fidel señaló uno de los conflictos morales que la naciente Revolución debía enfrentar, pues lo vivido hasta entonces dejaba claro que: "Nos casaron con la mentira y nos han obligado a vivir con ella en vergonzoso contubernio; nos acostumbraron a la mentira, y nos asustamos de la verdad. Nos parece como que el mundo se hunde cuando una verdad se dice. ¡Como si no valiera más la pena que el mundo se hundiera, antes que vivir en la mentira!".Durante más de cuatro décadas, la transparencia, la estricta defensa de la verdad, el reconocimiento público de errores y tendencias negativas, y las consecuentes decisiones para enfrentarlos, han sido pilares clave de la legitimidad de la dirección política de la Revolución, en especial del liderazgo del Comandante en Jefe.Nada puede justificar engaños, mentiras y fraudes provenientes de un militante, o que tenga conocimiento de ellos y no los combata decididamente. Sin embargo, no pocas ilegalidades son hoy conocidas y sancionadas a partir de la información que brindan auditorías, verificaciones fiscales, investigaciones policiales y denuncias anónimas de los ciudadanos. Situaciones como las descritas perjudican el prestigio y la autoridad de las organizaciones de base del Partido, revelan actitudes pasivas, acomodadas, carentes de capacidad para prever y detectar problemas y hasta complicidad con lo mal hecho, porque cuando un núcleo del Partido funciona bien, es muy difícil que situaciones de esa índole transcurran inadvertidas.Además, si el infractor milita en la organización, la norma está clara: Sin excepciones ni contemplación alguna, corresponde proceder a la separación de las filas o a la expulsión cuando la gravedad del caso lo requiera.Fidel, al definir el concepto de Revolución, en su discurso del primero de mayo del 2000, subrayó, entre otras cosas, que Revolución es "no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas".No corren tiempos para abandonar ni por un segundo esa enseñanza; hacer que nuestra Revolución sea irrevocable significa también pelear contra la mentira y los mentirosos de adentro.

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