domingo, 21 de junio de 2009

La Gaviota Humanocrática (Propuesta ideológica para la discusión) XI


CONCILIO

A manera de inicio:

Recordar nuestro

programa filosófico.

El programa filosófico son los trazos sustanciales de nuestro pensamiento, es lo que

queda después del desbrozamiento total de nuestra teoría. Son los principios irrenunciables.

Podemos resumirlo en pocas frases: el convencimiento inequívoco de que el futuro viable

de la humanidad y la felicidad del humano se encuentran fuera del capitalismo. Como

consecuencia de ello: Lucha irrenunciable contra el capitalismo, y por un sistema de

transición donde la riqueza producida por la sociedad sea distribuida socialmente y no a

individuos privilegiados. Por último la vehemente certidumbre de que siempre la

Revolución es posible.

El Pensamiento Revolucionario y la Revolución Bolivariana.

La teoría revolucionaria florece en época de desequilibrio, esto es comprensible si

recordamos que esta teoría es materialista, determinada por la práctica de donde se nutre y

adonde regresa a corroborar la veracidad de lo elaborado.

El proceso bolivariano, es una rica época de efervescencia revolucionaria, y es

paralelamente un fecundo período de producción teórica. Esperanza Patriótica es uno de los

tributarios de más calidad a ese caudal teórico bolivariano, los remitidos, los libros, los

periódicos, los escritos internos, las discusiones; dan fe de esta afirmación.

En momentos definitorios como el que estamos viviendo, es oportuno sistematizar la

producción teórica de la Esperanza Patriótica, dando especial atención a los aportes

teóricos que nos ayudan en la acción.

Los pensamientos dogmático y reformista, no presentan solución al desenlace

revolucionario. Es decir, no resuelven el problema de cómo pasar de un momento

prerrevolucionario a un momento revolucionario.

El período prerrevolucionario se puede definir como el instante en el que amplios

sectores de la población entienden una medida revolucionaria, es decir aquella medida que

cambia, las relaciones humanas que hasta ese momento rotulaban a la sociedad. Tal fue el

caso de abril y de diciembre.

No obstante el reformismo, el dogmatismo y la revolución pueden caminar juntos

hasta el punto prerrevolucionario, y allí, en el instante de las definiciones se produce el

deslinde, se muestran las diferencias y se separan los componentes. En esta situación de

desenlace, los dogmáticos se pierden machacando soluciones de otros tiempos y otros

lugares; los reformistas ante la disyuntiva de avanzar hacia otras formas de sociedad o

defender a la que los alberga, muestran su verdadera madera y resultan ser la última línea

de defensa del capitalismo. Los revolucionarios, por su parte, plantean dar el paso

revolucionario. Es en este punto de ruptura cuando se deslindan los campos y se evidencia

la calidad revolucionaria. Aquí la Esperanza patriótica hace un importante aporte a la

discusión venezolana, recordando que:

“los deslindes se dan en las épocas de crisis y de grandes definiciones que

cambian el destino de pueblos enteros. Toda la acción política anterior era un acomodo

de fuerzas para este momento”.

Sin embargo, todavía no se resuelve el problema de cómo avanzar en el desenlace

revolucionario. La Esperanza Patriótica tiene dos tesis para entender el avance en el punto

de desenlace. Vale la pena exponerlas con profusión, Se trata del: Complejo Espiritual de la

Dominación y de la Acción Motora Síntesis.

Estos dos conceptos resuelven la filosofía de la estrategia y la táctica revolucionaria.

Acción Motora síntesis: este concepto nos sirve para la planificación de los movimientos

tácticos. Nos dice que una acción, militar o civil, debe ser motora, en el sentido que

promueve otras acciones, es decir da origen a la multiplicación del movimiento, no se

consume en sí misma. También debe ser síntesis de nuestro programa filosófico, resumen

de nuestro pensamiento, muestra de la ética y la moral revolucionaria. Siendo así, una

acción puede ser un éxito desde el punto de vista militar, pero si no provoca otras acciones

o si no sintetiza el pensamiento de la Revolución, entonces es un fracaso. Ejemplo de ello

fue el secuestro de Nihaous.

Por el contrario, una acción puede ser catalogada en primera instancia como un

fracaso militar, pero motivó otras acciones, produjo movimiento, y mostró con claridad la

ética y el programa filosófico de la Revolución, entonces es un éxito y el proceso se alimenta

de ella. Ejemplo de este tipo de acción es el 4 de febrero y el Cuartel Moncada.

Complejo Espiritual de la Dominación: entendiendo este concepto la Revolución tendrá un

faro estratégico, y las acciones dejarán de ser una buena intención y se transformarán en

pasos certeros en el camino de la redención del humano.

La dominación que sobre la sociedad ejerce una clase social o un bloque de clases se

ejerce a través del Complejo Espiritual de Dominación, este consta de dos polos: la

conciencia y las relaciones sociales (la realidad), ambos se influyen mutuamente y se

condicionan entre si. Son dos esferas que pivotean en el poder político.

La Conciencia: es la noción que tenemos de nuestra ubicación en la sociedad, y de las

consecuencias, conductas, responsabilidades, que emanan de esa noción.

La Revolución es en última instancia la disputa por la conciencia de las mayorías de

un país: desalojar de allí la conciencia de la sumisión, que es la que sustenta la dominación,

e instalar la conciencia de la dignidad, permitirá la liberación del humano, que es otra forma

de decir la revolución

En su movimiento evolutivo o en su Revolución, la conciencia toma conocimiento de

su determinación por la existencia y por las relaciones sociales. O lo que es lo mismo,

percibe que forma un complejo espiritual, cuyos polos, conciencia y realidad, se influyen

mutuamente y generan movimiento. La Revolución comienza en la conciencia y se completa

cuando se acopla a nuevas relaciones económicas (de propiedad colectiva) construyendo así

un nuevo Complejo Espiritual

Hoy, en Venezuela, nos encontramos en este punto, estamos en una guerra, que

algunos llaman de cuarta generación y otros llaman guerra revolucionaria, es decir, una

guerra donde se disputa el Complejo Espiritual.

La Revolución Bolivariana ha conseguido despertar la conciencia revolucionaria,

ahora es necesario modificar la realidad, las relaciones sociales para construir el

Complejo Espiritual Revolucionario (Conciencia-Realidad).

La conciencia revolucionaria, que es la conciencia de la Solidaridad, tal como está

consagrado en el preámbulo de la Constitución Bolivariana de Venezuela, no se puede

establecer sin darle una base material, es decir, sin armonizar la conciencia de la solidaridad

con la economía de la solidaridad, sin sustituir la economía del egoísmo que es la economía

del capitalismo por la economía de la solidaridad que es la economía de la sociedad

humanista que construirá la Revolución.

Lo que tenemos ahora es una alteración, una turbulencia en el complejo conciencia-

realidad de la dominación, lo que por supuesto abre posibilidades para su sustitución. Abrir

la posibilidad de arribar a un complejo espiritual revolucionario es una proeza, es un logro

no alcanzado nunca antes en Venezuela. He allí, y no en otra parte, donde debemos buscar

el mérito grandioso de la Revolución Bolivariana.

Todas las acciones de los revolucionarios, todas las acciones del gobierno deben ir

encaminadas a sustituir el Complejo Espiritual de la Dominación, por el Complejo

Espiritual Revolucionario, no hacerlo así es condenar la Revolución a la derrota estratégica.

Podrá pasar el tiempo que sea, podremos obtener muchas victorias, no obstante, si no

construimos el Complejo Espiritual Revolucionario la Revolución será derrotada y la

guerra la habrán ganado los creadores de miseria.

De lo anterior podemos concluir que el monumental edificio del sistema de dominación

tiene un talón de Aquiles. Un punto que cuando es afectado el sistema se desploma. Existe

una zona de armonías, son los cimientos mismos del sistema, allí reside el Complejo

Espiritual de Dominación. Esta zona de armonías tiene una alta sensibilidad, una

dislocación de milímetros en uno de sus componentes puede producir efectos en cascada

que son devastadores para el sistema.

En Venezuela, la zona de armonías del Sistema de Dominación Oligarca está sufriendo una

dislocación, producto de la conciencia de la emancipación que el pueblo ha adquirido. El

peligro para el sistema reside en que cuando la conciencia revolucionaria se encuentra con

una base material que la sustente, y ese ensamble se hace conciente (esto es muy

importante) el acople de la conciencia con la base material debe hacerse conciente, es decir

explicito, justificado, aceptado, debe ser como un chispazo, una iluminación, una Acción

Motora Síntesis. Cuando esto sucede, cuando se forma un núcleo de una nueva

espiritualidad, entonces, el pueblo ha tomado el camino franco hacia la Revolución:

Entiende el papel del Estado de transición, la calidad del Estado pasa a ser influenciada por

el incipiente Complejo Espiritual Revolucionario, y el proceso es ya indetenible. Todas las

revoluciones, desde la Comuna de Paris hasta la Revolución Cubana, tienen esta

característica.

Ilustremos: si socializamos, pongamos un ejemplo, la fabricación de bombillos, es

decir su producción pasa a ser planificada de acuerdo a los requerimientos sociales, y la

riqueza así producida es distribuida por el Estado de acuerdo a las necesidades de la

sociedad. Entonces, sin importar lo pequeño del hecho sino su ejemplo creador de

conciencia, habremos dado un paso fundamental en la Revolución. Porque la producción

pasó de ser planificada para enriquecer a individuos (no importa el número, pensemos en

los accionistas de la bolsa), a una planificación, guiada por el interés social. He allí la esencia

de la Revolución: la sociedad responsable del bienestar de los individuos y estos

responsables del bienestar social. Socializando cualquier producción por pequeña que sea,

hasta la de bombillos, tocamos la esencia de la estructura de dominación, la zona de

armonías y le damos un duro golpe, iniciamos el desplome del sistema oligarca.

Imaginemos por un momento: si conseguimos socializar a PDVSA, si la

reestructuración propuesta toca la zona de armonías (zona del Complejo Espiritual de

Dominación) y se forma el núcleo de la nueva conciencia, la sociedad toda se impregnará

con ese ejemplo y el efecto será un paso definitivo en el camino de la Revolución

latinoamericana, allí está Brasil y Ecuador esperando nuestro ejemplo.

Ahora comprendemos por que la oligarquía evita la verdadera reestructuración de

PDVSA usando sus mejores y más sutiles armas, las que están alojadas en el alma de sus

mejores cerberos; y postulando como distracción una tesis reformista. Las clases

dominantes, por instinto, y por conciencia detectan, con sensibilidad de mantis, la más

mínima alteración de los cimientos de su orden. No toleran una minúscula alteración en su

zona de armonías. Es por eso, que tras una cortina de filantropía, cambios superficiales y

slogans vacíos, están intentando evitar la reestructuración revolucionaria de PDVSA. Y es

por eso que también atacaron tan duro a la Ley de Tierra, ya que rozaba levemente su zona

de armonías en el campo (tenencia de la tierra), obligando a la Revolución a respetar la

propiedad usurpada de la tierra.

He allí la importancia de los cambios propuestos en PDVSA: se trata de construir el núcleo

durísimo del nuevo complejo espiritual, una oportunidad única en 100 años. Son

importantes los cambios y la manera como esos cambios deben darse, la manera de hacerlos

también forma parte del proceso de ruptura.

En PDVSA aún no conseguimos tocar la zona de armonías. Los cambios se limitan a la

superficie. La industria cada día se aleja más del ideal revolucionario y se acerca más al

ideal capitalista. Debemos relanzar los cambios en PDVSA, es necesario disputar la

reestructuración a los factores reformistas y oligarcas tradicionales. En ello va la vida de la

Revolución Bolivariana.

La Revolución no es un ejercicio vano de filantropía, no es un problema de limosna para los

pobres que viven al lado de las refinerías. La Revolución es un cambio en la estructura que

da origen a la pobreza. Por eso el plan de dar limosnas de PDVSA, a pesar de su magnitud,

no es revolucionario, en realidad es contrarrevolucionario, no son más que simples

paliativos. Con migajas se pretende distraer, y evitar los cambios en las estructuras. Ese

plan, que recuerda el celebre proyecto del presidente Kennedy de “Alianza para el

Progreso” es un vil sedativo que no ocultará la irresponsabilidad histórica de sus

proponentes.

Frente a la reestructuración de PDVSA se manifiestan las corrientes reformistas, queriendo

cambiar para dejar todo igual, y la corriente revolucionaria proponiendo el cambio

necesario para consolidar la Revolución.

En diciembre y enero el sistema de dominación nos dio la oportunidad de llegar a su

talón de Aquiles, y no la aprovechamos.

No obstante, no debemos arredrarnos por eso, recordemos que las derrotas

alimentan el camino revolucionario. De estas batallas de diciembre y enero de 2003

sacamos una gran enseñanza, ahora debemos interiorizarla, estudiarla, y prepararnos para

nuevos embates, que seguramente se presentarán. Los más viejos estarán en la retaguardia

y los más jóvenes en las trincheras, dando los pasos necesarios para construir el desenlace

revolucionario.

La Gaviota Humanocrática (Propuesta ideológica para la discusión) IX

La tarea de los Revolucionarios

es ser Revolucionarios.

Ya en mayo del 2003 era evidente que el centro de la confrontación se daba en el terreno

ideológico, y que el teatro de operaciones principal era la industria petrolera. A finales de mayo,

apareció el siguiente artículo que manifiesta nuestra posición sobre el tema petrolero.

Documento Petrolero

Finales de mayo

Durante los meses de diciembre y enero el pueblo venezolano libró su batalla más

extraordinaria y heróica desde la guerra de Independencia. Vencimos a la oligarquía

desnacionalizadora en la batalla por la reapropiación nacional de la riqueza petrolera del

pueblo bolivariano, que se había pospuesto en reiteradas ocasiones de manera

incomprensible, ya que PDVSA se mostraba como uno de los centros más activos de la

conspiración fascista desde el triunfo electoral del 1998.

El conflicto desde siempre fue inevitable. Para acabar con el mito oligárquico,

tecnocrático y antidemocrático de que sólo los elegidos pueden manejar los complejos

recursos petroleros, era preciso desplazar a una oligarquía y a una tecnocracia que se habían

apropiado de la petrolera, trocándola en un aborrecible “fraude técnico transnacional”, en

nombre de su linaje, su poder económico y supuestos conocimientos técnicos exclusivos.

El petróleo es un elemento vital para cualquier proyecto de justicia social. Es el núcleo

de los recursos que ingresan al país y constituyen el pilar para fundar cualquier proyecto

serio de desarrollo social. Solo desde el uso racional y honesto de la renta petrolera,

podremos tener los recursos para generar empleos, educar y alimentar a nuestros hijos con

una adecuada cobertura de salud. De manera que la conspiración desestabilizadora de la

oposición en el mes de diciembre precipitó las acciones y solucionó el problema del cuándo,

pero, puso al descubierto las múltiples interrogantes sobre el cómo.

La victoria cívico-militar sobre el paro fascista permitió resolver un reto que parecía

inalcanzable: desplazar a la casta oligarca que venía digiriendo a la industria petrolera

desde su nacionalización. Rescatar a PDVSA y ponerla al servicio de los mejores proyectos

de la humanidad.

Esta victoria cambió el paisaje político y social de nuestra patria, abrió la compuertas

de la refundación nacional, entramos en una nueva etapa histórica casi sin percibirlo. Los

venezolanos conquistamos la posibilidad de ser dueños de nuestro propio destino. Ahora,

las metas que parecían lejanos sueños son posibilidades inmediatas, lo que hace escasos

meses era impensable, ya es una realidad. Todo ha cambiado. Es necesario, entonces,

replantearnos todo, ajustar las metas, adaptarnos a las nuevas etapas, fijarnos nuevos

limites, dar saltos, construir nuevas fortalezas, estallar muros, romper barreras. Todo pasa

por construir un nuevo piso teórico que nos permita avanzar en la maravillosa

incertidumbre de la construcción de caminos y de sueños. El reto principal es ¿Cómo poner

a PDVSA, al servicio de la revolución? Para dar respuesta adecuada a esta pregunta

necesario refrescar algunos conceptos que nos permitirán abordar la tarea con más precisión

y claridad.

Una revolución, es la sustitución de un sistema de control social, por un sistema

distinto, en el cual se establecen relaciones humanas diferentes. En la Revolución

Bolivariana, se trata de sustituir un sistema de control oligarca, ejercido por una minoría

privilegiada, por un sistema Bolivariano Humanista, ejercido por la mayoría del pueblo

trabajador. Aquel busca el bienestar para una minoría, este procura la mayor suma de

felicidad posible para el pueblo soberano.

Ahora bien, la conducción social se ejerce a través de un Complejo Espiritual de

Dominación, formado por la Conciencia y las Condiciones Materiales que con ella

interactúan.

Antes de seguir precisemos los conceptos:

Conciencia, es el conocimiento que una persona o un sector social tiene de su

ubicación en la sociedad y de la conducta que de ese conocimiento se desprende. Por

ejemplo, en la sociedad esclavista, existía en la generalidad de los esclavos la conciencia de

la esclavitud, ellos sentían su ubicación de esclavos como algo natural, e inmodificable, de

allí se desprendía una conducta de la sumisión que hacia posible mantener aquel sistema de

dominación.

Por otra parte,

Condiciones Materiales: es la objetividad del sistema de dominación, destacando

como fundamental la manera de ganarse la vida, la forma de producir, la forma de reparto

de lo producido, las relaciones de propiedad entre los hombres. En el caso de la sociedad

esclavista sería la relación de propiedad que los señores ejercían sobre los esclavos, la tierra,

los instrumentos de producción, la manera de producir que era principalmente agrícola y

que requería gran cantidad de mano de obra. En este sistema la mayor parte de lo

producido era apropiado por el señor, y al esclavo se le daba lo necesario para su

supervivencia y reproducción.

Los dos componentes del Complejo Espiritual de Dominación, la conciencia y las

condiciones materiales, se influyen mutuamente, reproduciéndose y condicionándose.

Es clásico entender que una revolución, es decir la sustitución de este Complejo

Espiritual de Dominación, comienza por la fractura de la base material. Dicho en otras

palabras: las relaciones de producción entrarían en conflicto con las fuerzas productivas en

continuo crecimiento, lo que produciría un rompimiento del Complejo de Dominación,

demandando nuevas relaciones de producción y, como consecuencia de ello, el surgimiento

de una nueva conciencia y la reproducción de un nuevo Complejo de Dominación. Este era,

en pocas palabras, el pensamiento de la ortodoxia revolucionaria. Sin embargo, en la

realidad las cosas no funcionan ni han funcionado así.

El pensamiento ortodoxo no daba cuenta de la realidad, solo las revoluciones, que

rompieron con el dogmatismo reaccionario de la época, hicieron una revolución. No

obstante, y por razones que no vienen a cuento, el dogmatismo siguió y sigue campeando

en el campo revolucionario. En esta línea de pensamiento, el asalto al Cuartel Moncada, que

el Che califica desde las montañas bolivianas, como un “asalto a la oligarquía y al

dogmatismo”, concreta un nuevo golpe contra el pensamiento ortodoxo. Los cubanos

avanzaron en la elaboración teórica revolucionaria y rescataron “la esencia del pensamiento

revolucionario”, que se evidencia en la frase del Comandante Fidel, cuando dice: “el deber

de todo revolucionario es hacer la revolución” y también cuando junto a Che cuando dice:

“la revolución es un hecho consciente”. Las bases para un rompimiento definitivo con la

ortodoxia fueron sentadas con el Sistema Presupuestario de Financiamiento, que condujo

buena parte del desarrollo económico cubano y buena parte de la formación de la

extraordinaria conciencia adquirida por ese pueblo.

Entre tanto, la teoría revolucionaria fue aplastada por la lápida Soviética, que con su

epitafio, “olvidaron la conciencia”, nos anunciaba el fin de la historia. La Revolución se

olvidó de este debate, se dedicó a vegetar bajo los escombros de la Revolución de Octubre.

Surgieron teorías que justificaban el deslizamiento hacia posiciones de entrega. Los

revolucionarios auténticos fueron arrinconados, víctimas del sarcasmo por intentar resistir.

Cuando la Revolución Bolivariana llegó al poder, al principio fue percibida por la

oligarquía como una fábula más, dirigida por un presidente que gustaba de hablar con un

poco de “picante” en el discurso. Pensaron que la revolución no pasaría de allí, y que todo

quedaría igual. Esta línea la resume la declaración: “fíjense en lo que Chávez hace y no en lo

que dice”. Sin embargo, y para asombro de muchos enemigos y amigos, el Comandante

Chávez fue sembrando con su discurso “picante” una nueva conciencia en el pueblo

humilde. Rápidamente, la oligarquía vio el peligro de la creación de esta nueva conciencia,

que ubicaba a la población más humilde en el entendimiento de los siglos de expoliación de

una gran riqueza que debía favorecerlos, y de las funestas consecuencias del fraude

practicado por un puñado de privilegiados. La oligarquía empezó a temblar, presintieron, y

con razón, que los preteridos volvían para terminar lo que Bolívar y Zamora habían dejado

inconcluso, la redención de los humildes, para arrasar con el sistema de privilegios.

La línea tenía que cambiar, ya lo que decía el Comandante era importante, se

resquebrajaba el Complejo Espiritual de Dominación y se creaba una nueva conciencia que

amenazaba con desestabilizar al sistema. Es en ese momento cuando la declaración cambia:

“Ahora es importante lo que dice y lo que hace”. Ya el imperio había comprendido el

potencial peligro de la revolución. Comenzaba el enfrentamiento a muerte con un gobierno

que no había cambiado a profundidad las relaciones materiales, pero había cambiado la

conciencia. Se estaba evidenciando que la Revolución Bolivariana, fue primero un hecho de

conciencia. Esto lo detecto la oligarquía y he allí la causa de su enfrentamiento feroz. Saben

que si la revolución consigue dar base material a esa conciencia y construir su Complejo

Espiritual de Dominación, se consolidará y será difícil la restauración. Por eso su afán de

destruirla en días, y no esperar los plazos constitucionales, saben que la construcción del

Complejo Espiritual se hace en poco tiempo. Por eso sus maniobras distraccionistas. Con la

Revolución Bolivariana quedó demostrado en la práctica que la revolución es primero un

hecho de conciencia y después se establece la conexión con la esfera económica para

construir el nuevo Complejo Espiritual.

Establecida la importancia de la conciencia en los procesos revolucionarios,

analicemos la importancia de PDVSA como instrumento formador de conciencia.

PDVSA como instrumento formador de conciencia

PDVSA es, como bien lo dice el comandante Chávez, el corazón económico y

espiritual de Venezuela. Lo era en el pasado, impregnando a la sociedad con la estructura

económica y cultural que de ella emanaba, y lo será en el futuro, impregnando a toda la

sociedad con los cambios que en esa estructura haga la Revolución Bolivariana. De manera

que la reestructuración en PDVSA no son unos meros cambios para hacerla más efectiva

desde el punto de vista económico. No se trata solamente de disminuir costos o subir la

productividad. Reducir las transformaciones a este ámbito es castrar las posibilidades

revolucionarias. La reestructuración debe elevar la efectividad de la industria y al mismo

tiempo instalar la conciencia revolucionaria. El binomio Productividad-Conciencia, es la

clave para conseguir una PDVSA patriota y una patria bonita.

Guiados por las anteriores reflexiones, intentemos establecer las líneas maestras de la

reestructuración de PDVSA

Las propuestas de reestructuración de PDVSA, podemos dividirlas en tres grandes

campos:

a) Propuestas Conservadores

El concepto base de esta corriente es el de colocar a PDVSA en el mismo status que el

de un inversionista capitalista extranjero. A partir de allí elaboraron su teoría petrolera y

legislaron igual para PDVSA que para las compañías extrajeras.

Por supuesto, en esa época no estaba en el horizonte que PDVSA pudiera ser

reconquistada por el pueblo. Lo más avanzado era postular que “El Estado tenía la

necesidad inaplazable de restablecer el control sobre los recursos de Hidrocarburos”, y esto

se conseguiría controlando el desempeño de las operadoras, PDVSA incluida, conforme al

principio de racionalidad de la explotación, cumplimiento de las normas ambientales, y

como gran panacea propusieron las regalías, mecanismo que impediría que los operadores,

como PDVSA, evadieran pagar al Estado terrateniente lo que le correspondía.

Durante mucho tiempo su labor se limitó a difundir las bondades de las regalías para

el Estado terrateniente y para el inversionista extranjero. Se extrañaban de que algunos no

entendieran que esa forma de pechar era beneficiosa a todos los capitalistas.

Proponen además, y esto es esclarecedor para nuestro estudio, establecer las

relaciones entre la industria y la sociedad venezolana a través del “desarrollo de nuevos

factores productivos nacionales”, esto es una manera eufemística de decir capital

internacional.

Estando así las cosas, se produce el sabotaje petrolero y la reconquista de PDVSA por

el gobierno y el pueblo. Por supuesto, que los sustentadores de estas tesis y estos conceptos

quedaron en el aire sin ninguna estrategia, desconcertados, no figuraba en su horizonte que

el pueblo retomara a PDVSA, ya la daban por perdida y lo más lejos que llegaban era a la

regalía.

Al principio siguieron por inercia a la marejada popular que pedía despidos y

limpieza en PDVSA. Ahora sólo se ocupan del lado administrativo de la empresa, reticentes

a considerar el binomio Eficiencia- Conciencia. No entienden los cambios en el país y

persisten en sus ideas ya superadas; no tienen otra propuesta que reconstruir a la vieja

PDVSA, quizá con mayor eficacia, quizá sin tanto despilfarro, pero reconstrucción al fin.

Para ellos la empresa continúa siendo una operadora que tiene para el país la importancia

de darle divisas, el resto no cuenta, se escapa de su visión teórica. Peligrosa y dañina

actitud, por dos razones. Una, castra a la revolución, al difundir la conciencia de la vieja

sociedad que se quiere sustituir. La otra, a la larga se reproducirá allí la misma situación

que hoy estamos viviendo, inevitablemente surgirá una nueva meritocracia. Esta claro que

las relaciones entre los hombres de PDVSA, cargada de jerarquías innecesarias, de

privilegios groseros, de separaciones absurdas, reproducirá la elite de la meritocracia. Así,

sucederá lo mismo que ha padecido el pueblo durante siglos: una oligarquía es sustituida

por otra oligarquía, y el pueblo es olvidado.

En resumen, es una propuesta que tienen como objetivo, meramente, la

productividad de la empresa, inclusive ven los despidos de los saboteadores como un

reajuste administrativo, como una especie de oportunidad para sanear la empresa, que en lo

fundamental conserva su esencia, esto es, sigue irradiando sobre el país la misma ética, la

misma moral, la misma conciencia de la sociedad de los oligarcas, que la Revolución quiere

superar.

b) Propuesta Pseudo Revolucionarias

Es una propuesta que se reviste de un manto retórico revolucionario y populista, que

confunde. Siembra en el corazón popular la ética del capitalismo y el desconocimiento del

gobierno revolucionario. Plantea algo que a simple vista profundiza la revolución, pero

cuando lo investigamos a fondo nos encontramos con un puente a la privatización, una

manera de castrar a la revolución, y una postura francamente golpista.

La esencia del planteamiento es anarcoide y contrarrevolucionario. Proponen una

relación mercantilista, egoísta con la empresa, pero extendida a toda la población. Hablan

de “accionistas”, de “propietarios”, de “dueños”, proponen una relación entre la industria y

la sociedad que es en esencia cantrarrevolucionaria, solamente que la disfrazan de pueblo.

Con este subterfugio intentan deslizar dos ideas peligrosas, el desconocimiento del gobierno

revolucionario que es el resultado de la voluntad soberana e instrumento del pueblo para

ejercerla. Además, desconocen a la Constitución Bolivariana que así lo consagra. Pretenden

sustituir al gobierno revolucionario por unas asambleas de accionistas, con el pretexto de

defender a la industria, en realidad están haciendo una labor golpista.

El planteamiento central de esta corriente es la Asamblea de accionistas originarios.

Es suficiente un párrafo de su declaración de principios para entender los peligros arriba

expuestos. En su declaración de principios, presentadas por un grupo de profesores

universitarios, dicen:

Afirmamos, como en efecto lo hacemos mediante esta declaración, que nos

arrogamos el derecho a intervenir en el diseño de las políticas y estrategias de

negocios de nuestra estatal PDVSA, a exigir la rendición anual de cuentas públicas a la

Asamblea Originaria, a aprobar o desaprobar dicha rendición de cuentas, a elegir y

revocar el mandato de la Junta Directiva de PDVSA e igualmente del estamento

decisorio operativo y del estamento regulatorio de la Corporación.

... declaramos que nos compete arbitrar y vetar alianzas comerciales y/o

estratégicas con sociedades o compañías mercantiles, venezolanas o extranjeras, para

explotar o comercializar o transportar nuestras riquezas extraídas del subsuelo, y con

ello dejamos firme el hecho soberano desde nuestra condición de accionistas

originarios”. (subrayados nuestros)

Pero no todo es malo, el nuevo poder que ellos formaron en el auditorio del colegio

de ingeniero recuerda que hay una Constitución Bolivariana, que ha sido violentada en toda

su propuesta, y, como para corregir el olvido, le hacen una pequeña concesión, cuando

aceptan:

Asimismo, nos sabemos con el derecho a reafirmar los principios consagrados en

la Constitución de 1999 sobre la prohibición de privatizar PDVSA y enajenar sus

activos, nacionales e internacionales, en tanto que son hechos políticos de “soberanía

económica y de estrategia nacional.

Podemos “tranquilizarnos”, el “nuevo poder” que se coló en la huelga petrolera,

respetará esta partecita de la Constitución, aunque destroce el resto del texto.

En resumen, esta es una propuesta golpista revestida de populismo. Una propuesta

que trata de engañar al pueblo, y que se cuela por las grietas dejadas por la falta de un

planteamiento realmente revolucionario en la calle, discutiéndose en todo el pueblo y en la

industria. Las acciones conservadoras le facilitan el discurso.

c) La Propuesta Revolucionaria.


La propuesta revolucionaria parte de la consideración del binomio Conciencia-Eficiencia.

Las revoluciones que caen en la tentación de sólo tomar en cuenta un factor de este binomio,

necesariamente fracasan. La pregunta que surge es ¿de qué manera desarrollar este

binomio? O lo que es lo mismo, ¿de qué manera desarrollar la revolución?.

La sociedad Capitalista, tiene como eje ético al egoísmo. Adán Smith, uno de los pilares

teóricos del Capitalismo, en su famoso libro “La riqueza de las Naciones”, propone como

caracterización de la sociedad capitalista el siguiente concepto:

En el capitalismo cada uno busca el mayor provecho individual, de la manera más

egoísta posible, y la suma de estos esfuerzos individuales, dirigidos por la mano

invisible del mercado producen el bienestar social.

No es difícil concluir, que una sociedad que lleva el egoísmo en sus mismas entrañas,

en sus relaciones económicas básicas, producirá una conciencia del egoísmo con todas las

aberraciones que conocemos y padecemos. Los individuos de esta sociedad capitalista, no

desarrollan sentido ni responsabilidad social, la sociedad no se ocupa de ellos, ni ellos de la

sociedad. Cada uno actúa como competidor y no como colaborador. Necesariamente, se

origina unas relaciones en las cuales una minoría privilegiada vive a costa de las riquezas

producidas por la sociedad. Esta apropiación indebida de la riqueza social, que constituye

un fraude masivo, es el otro generador de conciencia en la sociedad capitalista, se genera la

conciencia justificadora de la delincuencia: apropiarse del trabajo ajeno esta bendecido por

las leyes. En La cuarta república, con su neoliberalismo desatado, la eficiencia era

proporcionar a los dueños el mayor lucro posible, no importando para nada el bienestar

social, y la conciencia, el otro factor de binomio, se regia por dos normas esenciales: si da

lucro está justificado (el egoísmo), y si no me atrapan, soy honesto, esta convalidada mi

honestidad (el delincuente)

En contraste, la Revolución Bolivariana, lo expresa en la Constitución Bolivariana:

persigue refundar la República. Constituyéndose en un Estado democrático y social de

Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y

de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la

responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el

pluralismo político.

En la V República, por múltiples razones: por el discurso del Comandante, por las

movilizaciones populares, por las acciones amorosas hacia los humildes, etc, se despertó

una conciencia nueva, frente a la conciencia utilitaria y egoísta que patrocina la sociedad

capitalista. Las acciones de 12 de abril son un buen ejemplo de esto. Esos días el pueblo salió

a la calle, a jugarse la vida sin ningún interés material, sin ninguna motivación egoísta

personal, esos días, y eso fue lo que sorprendió a los oligarcas, el pueblo dio muestra de

ética revolucionaria. Luchó con responsabilidad social y sentó las bases morales de la

sociedad humanista bolivariana. El pueblo con sabiduría nos mostró en la práctica que la

nueva sociedad estaba naciendo y que aquella era su nueva conciencia, la solidaridad, el

desprendimiento, la responsabilidad social. Demostró que una revolución que es pueblo

guiado por la conciencia del amor, es una revolución invencible. Muchos ejemplos se

podrían enumerar, pero es suficiente con decir que lo fundamental en cada victoria de la

revolución es la nueva conciencia.

La supervivencia de la Revolución depende, de darle base material a la conciencia

revolucionaria, con la reestructuración de PDVSA, que es un asunto político, no un

problema meramente técnico, se nos ofrece la oportunidad histórica de construir el

Complejo Espiritual Revolucionario. Tenemos una gran posibilidad en nuestras manos. El

pueblo noble aún espera su redención, no podemos permitir que en PDVSA una oligarquía

suceda a otra oligarquía como ha sucedido mil veces en la historia venezolana. Hoy

podemos realizar los sueños del 18 de abril de 1810, del 1 septiembre de 1846, del 23 de

enero, del 4 de febrero, de abril y de diciembre del 2002.


¿Qué hacer?

La reestructuración en PDVSA tiene un marco teórico y moral que esta consagrado en

la Constitución Bolivariana de Venezuela:

“Se trata de refundar la República. Constituyéndose en un Estado democrático y

social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su

ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la

solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia

de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.

Las tareas de reestructuración de PDVSA tienen varios niveles de resolución:

establecer una nueva relación dentro de la empresa. Establecer una nueva relación con el

resto de la sociedad. Y establecer una nueva relación con los países subdesarrollados.

Las nuevas relaciones de los hombres de PDVSA, tienen que ser regidas por el

principio de la responsabilidad social, de la solidaridad, del combate al individualismo

egoísta. Por tanto, la sociedad tendrá en la nueva PDVSA una vitrina y un estímulo a la

conciencia revolucionaria.

En este escrito nos limitamos a esbozar el marco teórico de estas tareas de

reestructuración. La practica de esos cambios debe ir precedida por un abrir de cauces a la

masa trabajadora de la industria, para que con su conocimiento fecunde la labor de

reestructuración. Nadie mejor que los trabajadores, imbuidos por el sentimiento de

responsabilidad social, para opinar e impulsar los cambios de la nueva PDVSA. Es por eso

que proponemos e impulsamos la realización de:

El Encuentro de trabajadores de PDVSA.

El Encuentro de Trabajadores de los Países Consumidores o Productores de Petróleo de

Latinoamérica y del Caribe.

Y, finalmente, un Encuentro de Amigos de PDVSA

Además proponemos la creación de un Centro de formación Ideológica de la

Revolución Bolivariana. Encargado del estudio de la doctrina de la Revolución, de la

formación y capacitación de los jóvenes. La labor de construcción de la nueva conciencia es,

un hecho consciente, que debe ser estimulado desde diversos focos, uno de ellos es la

formación de una inteligencia ideológica, que produzca, absorba e irradie la doctrina de la

Revolución.

La confrontación ya tenía actores y escenario definidos: las tendencias ideológicas se

mostraban con claridad y el teatro de lucha era PDVSA. Habíamos avanzado más allá del 23 de enero

de 1958, cuando una errada caracterización del momento nos llevó a continuar con una consigna de

“unidad” que significo la castración de las posibilidades revolucionarias, y devino en más de cuarenta

años de un pacto nefasto para la nación, el de Punto Fijo.

Era imprescindible construir una teoría que nos guiara en el desenlace histórico que

presagiábamos. Es así que se produjo un documento que sirvió de guía en un concilio de un grupo de

revolucionarios preocupados por la teoría.

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