CONCILIO
A manera de inicio:
Recordar nuestro
programa filosófico.
El programa filosófico son los trazos sustanciales de nuestro pensamiento, es lo que
queda después del desbrozamiento total de nuestra teoría. Son los principios irrenunciables.
Podemos resumirlo en pocas frases: el convencimiento inequívoco de que el futuro viable
de la humanidad y la felicidad del humano se encuentran fuera del capitalismo. Como
consecuencia de ello: Lucha irrenunciable contra el capitalismo, y por un sistema de
transición donde la riqueza producida por la sociedad sea distribuida socialmente y no a
individuos privilegiados. Por último la vehemente certidumbre de que siempre la
Revolución es posible.
El Pensamiento Revolucionario y la Revolución Bolivariana.
La teoría revolucionaria florece en época de desequilibrio, esto es comprensible si
recordamos que esta teoría es materialista, determinada por la práctica de donde se nutre y
adonde regresa a corroborar la veracidad de lo elaborado.
El proceso bolivariano, es una rica época de efervescencia revolucionaria, y es
paralelamente un fecundo período de producción teórica. Esperanza Patriótica es uno de los
tributarios de más calidad a ese caudal teórico bolivariano, los remitidos, los libros, los
periódicos, los escritos internos, las discusiones; dan fe de esta afirmación.
En momentos definitorios como el que estamos viviendo, es oportuno sistematizar la
producción teórica de la Esperanza Patriótica, dando especial atención a los aportes
teóricos que nos ayudan en la acción.
Los pensamientos dogmático y reformista, no presentan solución al desenlace
revolucionario. Es decir, no resuelven el problema de cómo pasar de un momento
prerrevolucionario a un momento revolucionario.
El período prerrevolucionario se puede definir como el instante en el que amplios
sectores de la población entienden una medida revolucionaria, es decir aquella medida que
cambia, las relaciones humanas que hasta ese momento rotulaban a la sociedad. Tal fue el
caso de abril y de diciembre.
No obstante el reformismo, el dogmatismo y la revolución pueden caminar juntos
hasta el punto prerrevolucionario, y allí, en el instante de las definiciones se produce el
deslinde, se muestran las diferencias y se separan los componentes. En esta situación de
desenlace, los dogmáticos se pierden machacando soluciones de otros tiempos y otros
lugares; los reformistas ante la disyuntiva de avanzar hacia otras formas de sociedad o
defender a la que los alberga, muestran su verdadera madera y resultan ser la última línea
de defensa del capitalismo. Los revolucionarios, por su parte, plantean dar el paso
revolucionario. Es en este punto de ruptura cuando se deslindan los campos y se evidencia
la calidad revolucionaria. Aquí la Esperanza patriótica hace un importante aporte a la
discusión venezolana, recordando que:
“los deslindes se dan en las épocas de crisis y de grandes definiciones que
cambian el destino de pueblos enteros. Toda la acción política anterior era un acomodo
de fuerzas para este momento”.
Sin embargo, todavía no se resuelve el problema de cómo avanzar en el desenlace
revolucionario. La Esperanza Patriótica tiene dos tesis para entender el avance en el punto
de desenlace. Vale la pena exponerlas con profusión, Se trata del: Complejo Espiritual de la
Dominación y de la Acción Motora Síntesis.
Estos dos conceptos resuelven la filosofía de la estrategia y la táctica revolucionaria.
Acción Motora síntesis: este concepto nos sirve para la planificación de los movimientos
tácticos. Nos dice que una acción, militar o civil, debe ser motora, en el sentido que
promueve otras acciones, es decir da origen a la multiplicación del movimiento, no se
consume en sí misma. También debe ser síntesis de nuestro programa filosófico, resumen
de nuestro pensamiento, muestra de la ética y la moral revolucionaria. Siendo así, una
acción puede ser un éxito desde el punto de vista militar, pero si no provoca otras acciones
o si no sintetiza el pensamiento de la Revolución, entonces es un fracaso. Ejemplo de ello
fue el secuestro de Nihaous.
Por el contrario, una acción puede ser catalogada en primera instancia como un
fracaso militar, pero motivó otras acciones, produjo movimiento, y mostró con claridad la
ética y el programa filosófico de la Revolución, entonces es un éxito y el proceso se alimenta
de ella. Ejemplo de este tipo de acción es el 4 de febrero y el Cuartel Moncada.
Complejo Espiritual de la Dominación: entendiendo este concepto la Revolución tendrá un
faro estratégico, y las acciones dejarán de ser una buena intención y se transformarán en
pasos certeros en el camino de la redención del humano.
La dominación que sobre la sociedad ejerce una clase social o un bloque de clases se
ejerce a través del Complejo Espiritual de Dominación, este consta de dos polos: la
conciencia y las relaciones sociales (la realidad), ambos se influyen mutuamente y se
condicionan entre si. Son dos esferas que pivotean en el poder político.
La Conciencia: es la noción que tenemos de nuestra ubicación en la sociedad, y de las
consecuencias, conductas, responsabilidades, que emanan de esa noción.
La Revolución es en última instancia la disputa por la conciencia de las mayorías de
un país: desalojar de allí la conciencia de la sumisión, que es la que sustenta la dominación,
e instalar la conciencia de la dignidad, permitirá la liberación del humano, que es otra forma
de decir la revolución
En su movimiento evolutivo o en su Revolución, la conciencia toma conocimiento de
su determinación por la existencia y por las relaciones sociales. O lo que es lo mismo,
percibe que forma un complejo espiritual, cuyos polos, conciencia y realidad, se influyen
mutuamente y generan movimiento. La Revolución comienza en la conciencia y se completa
cuando se acopla a nuevas relaciones económicas (de propiedad colectiva) construyendo así
un nuevo Complejo Espiritual
Hoy, en Venezuela, nos encontramos en este punto, estamos en una guerra, que
algunos llaman de cuarta generación y otros llaman guerra revolucionaria, es decir, una
guerra donde se disputa el Complejo Espiritual.
La Revolución Bolivariana ha conseguido despertar la conciencia revolucionaria,
ahora es necesario modificar la realidad, las relaciones sociales para construir el
Complejo Espiritual Revolucionario (Conciencia-Realidad).
La conciencia revolucionaria, que es la conciencia de la Solidaridad, tal como está
consagrado en el preámbulo de la Constitución Bolivariana de Venezuela, no se puede
establecer sin darle una base material, es decir, sin armonizar la conciencia de la solidaridad
con la economía de la solidaridad, sin sustituir la economía del egoísmo que es la economía
del capitalismo por la economía de la solidaridad que es la economía de la sociedad
humanista que construirá la Revolución.
Lo que tenemos ahora es una alteración, una turbulencia en el complejo conciencia-
realidad de la dominación, lo que por supuesto abre posibilidades para su sustitución. Abrir
la posibilidad de arribar a un complejo espiritual revolucionario es una proeza, es un logro
no alcanzado nunca antes en Venezuela. He allí, y no en otra parte, donde debemos buscar
el mérito grandioso de la Revolución Bolivariana.
Todas las acciones de los revolucionarios, todas las acciones del gobierno deben ir
encaminadas a sustituir el Complejo Espiritual de la Dominación, por el Complejo
Espiritual Revolucionario, no hacerlo así es condenar la Revolución a la derrota estratégica.
Podrá pasar el tiempo que sea, podremos obtener muchas victorias, no obstante, si no
construimos el Complejo Espiritual Revolucionario la Revolución será derrotada y la
guerra la habrán ganado los creadores de miseria.
De lo anterior podemos concluir que el monumental edificio del sistema de dominación
tiene un talón de Aquiles. Un punto que cuando es afectado el sistema se desploma. Existe
una zona de armonías, son los cimientos mismos del sistema, allí reside el Complejo
Espiritual de Dominación. Esta zona de armonías tiene una alta sensibilidad, una
dislocación de milímetros en uno de sus componentes puede producir efectos en cascada
que son devastadores para el sistema.
En Venezuela, la zona de armonías del Sistema de Dominación Oligarca está sufriendo una
dislocación, producto de la conciencia de la emancipación que el pueblo ha adquirido. El
peligro para el sistema reside en que cuando la conciencia revolucionaria se encuentra con
una base material que la sustente, y ese ensamble se hace conciente (esto es muy
importante) el acople de la conciencia con la base material debe hacerse conciente, es decir
explicito, justificado, aceptado, debe ser como un chispazo, una iluminación, una Acción
Motora Síntesis. Cuando esto sucede, cuando se forma un núcleo de una nueva
espiritualidad, entonces, el pueblo ha tomado el camino franco hacia la Revolución:
Entiende el papel del Estado de transición, la calidad del Estado pasa a ser influenciada por
el incipiente Complejo Espiritual Revolucionario, y el proceso es ya indetenible. Todas las
revoluciones, desde la Comuna de Paris hasta la Revolución Cubana, tienen esta
característica.
Ilustremos: si socializamos, pongamos un ejemplo, la fabricación de bombillos, es
decir su producción pasa a ser planificada de acuerdo a los requerimientos sociales, y la
riqueza así producida es distribuida por el Estado de acuerdo a las necesidades de la
sociedad. Entonces, sin importar lo pequeño del hecho sino su ejemplo creador de
conciencia, habremos dado un paso fundamental en la Revolución. Porque la producción
pasó de ser planificada para enriquecer a individuos (no importa el número, pensemos en
los accionistas de la bolsa), a una planificación, guiada por el interés social. He allí la esencia
de la Revolución: la sociedad responsable del bienestar de los individuos y estos
responsables del bienestar social. Socializando cualquier producción por pequeña que sea,
hasta la de bombillos, tocamos la esencia de la estructura de dominación, la zona de
armonías y le damos un duro golpe, iniciamos el desplome del sistema oligarca.
Imaginemos por un momento: si conseguimos socializar a PDVSA, si la
reestructuración propuesta toca la zona de armonías (zona del Complejo Espiritual de
Dominación) y se forma el núcleo de la nueva conciencia, la sociedad toda se impregnará
con ese ejemplo y el efecto será un paso definitivo en el camino de la Revolución
latinoamericana, allí está Brasil y Ecuador esperando nuestro ejemplo.
Ahora comprendemos por que la oligarquía evita la verdadera reestructuración de
PDVSA usando sus mejores y más sutiles armas, las que están alojadas en el alma de sus
mejores cerberos; y postulando como distracción una tesis reformista. Las clases
dominantes, por instinto, y por conciencia detectan, con sensibilidad de mantis, la más
mínima alteración de los cimientos de su orden. No toleran una minúscula alteración en su
zona de armonías. Es por eso, que tras una cortina de filantropía, cambios superficiales y
slogans vacíos, están intentando evitar la reestructuración revolucionaria de PDVSA. Y es
por eso que también atacaron tan duro a la Ley de Tierra, ya que rozaba levemente su zona
de armonías en el campo (tenencia de la tierra), obligando a la Revolución a respetar la
propiedad usurpada de la tierra.
He allí la importancia de los cambios propuestos en PDVSA: se trata de construir el núcleo
durísimo del nuevo complejo espiritual, una oportunidad única en 100 años. Son
importantes los cambios y la manera como esos cambios deben darse, la manera de hacerlos
también forma parte del proceso de ruptura.
En PDVSA aún no conseguimos tocar la zona de armonías. Los cambios se limitan a la
superficie. La industria cada día se aleja más del ideal revolucionario y se acerca más al
ideal capitalista. Debemos relanzar los cambios en PDVSA, es necesario disputar la
reestructuración a los factores reformistas y oligarcas tradicionales. En ello va la vida de la
Revolución Bolivariana.
La Revolución no es un ejercicio vano de filantropía, no es un problema de limosna para los
pobres que viven al lado de las refinerías. La Revolución es un cambio en la estructura que
da origen a la pobreza. Por eso el plan de dar limosnas de PDVSA, a pesar de su magnitud,
no es revolucionario, en realidad es contrarrevolucionario, no son más que simples
paliativos. Con migajas se pretende distraer, y evitar los cambios en las estructuras. Ese
plan, que recuerda el celebre proyecto del presidente Kennedy de “Alianza para el
Progreso” es un vil sedativo que no ocultará la irresponsabilidad histórica de sus
proponentes.
Frente a la reestructuración de PDVSA se manifiestan las corrientes reformistas, queriendo
cambiar para dejar todo igual, y la corriente revolucionaria proponiendo el cambio
necesario para consolidar la Revolución.
En diciembre y enero el sistema de dominación nos dio la oportunidad de llegar a su
talón de Aquiles, y no la aprovechamos.
No obstante, no debemos arredrarnos por eso, recordemos que las derrotas
alimentan el camino revolucionario. De estas batallas de diciembre y enero de 2003
sacamos una gran enseñanza, ahora debemos interiorizarla, estudiarla, y prepararnos para
nuevos embates, que seguramente se presentarán. Los más viejos estarán en la retaguardia
y los más jóvenes en las trincheras, dando los pasos necesarios para construir el desenlace
revolucionario.
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