domingo, 21 de junio de 2009

La Gaviota Humanocrática (Propuesta ideológica para la discusión) XI


CONCILIO

A manera de inicio:

Recordar nuestro

programa filosófico.

El programa filosófico son los trazos sustanciales de nuestro pensamiento, es lo que

queda después del desbrozamiento total de nuestra teoría. Son los principios irrenunciables.

Podemos resumirlo en pocas frases: el convencimiento inequívoco de que el futuro viable

de la humanidad y la felicidad del humano se encuentran fuera del capitalismo. Como

consecuencia de ello: Lucha irrenunciable contra el capitalismo, y por un sistema de

transición donde la riqueza producida por la sociedad sea distribuida socialmente y no a

individuos privilegiados. Por último la vehemente certidumbre de que siempre la

Revolución es posible.

El Pensamiento Revolucionario y la Revolución Bolivariana.

La teoría revolucionaria florece en época de desequilibrio, esto es comprensible si

recordamos que esta teoría es materialista, determinada por la práctica de donde se nutre y

adonde regresa a corroborar la veracidad de lo elaborado.

El proceso bolivariano, es una rica época de efervescencia revolucionaria, y es

paralelamente un fecundo período de producción teórica. Esperanza Patriótica es uno de los

tributarios de más calidad a ese caudal teórico bolivariano, los remitidos, los libros, los

periódicos, los escritos internos, las discusiones; dan fe de esta afirmación.

En momentos definitorios como el que estamos viviendo, es oportuno sistematizar la

producción teórica de la Esperanza Patriótica, dando especial atención a los aportes

teóricos que nos ayudan en la acción.

Los pensamientos dogmático y reformista, no presentan solución al desenlace

revolucionario. Es decir, no resuelven el problema de cómo pasar de un momento

prerrevolucionario a un momento revolucionario.

El período prerrevolucionario se puede definir como el instante en el que amplios

sectores de la población entienden una medida revolucionaria, es decir aquella medida que

cambia, las relaciones humanas que hasta ese momento rotulaban a la sociedad. Tal fue el

caso de abril y de diciembre.

No obstante el reformismo, el dogmatismo y la revolución pueden caminar juntos

hasta el punto prerrevolucionario, y allí, en el instante de las definiciones se produce el

deslinde, se muestran las diferencias y se separan los componentes. En esta situación de

desenlace, los dogmáticos se pierden machacando soluciones de otros tiempos y otros

lugares; los reformistas ante la disyuntiva de avanzar hacia otras formas de sociedad o

defender a la que los alberga, muestran su verdadera madera y resultan ser la última línea

de defensa del capitalismo. Los revolucionarios, por su parte, plantean dar el paso

revolucionario. Es en este punto de ruptura cuando se deslindan los campos y se evidencia

la calidad revolucionaria. Aquí la Esperanza patriótica hace un importante aporte a la

discusión venezolana, recordando que:

“los deslindes se dan en las épocas de crisis y de grandes definiciones que

cambian el destino de pueblos enteros. Toda la acción política anterior era un acomodo

de fuerzas para este momento”.

Sin embargo, todavía no se resuelve el problema de cómo avanzar en el desenlace

revolucionario. La Esperanza Patriótica tiene dos tesis para entender el avance en el punto

de desenlace. Vale la pena exponerlas con profusión, Se trata del: Complejo Espiritual de la

Dominación y de la Acción Motora Síntesis.

Estos dos conceptos resuelven la filosofía de la estrategia y la táctica revolucionaria.

Acción Motora síntesis: este concepto nos sirve para la planificación de los movimientos

tácticos. Nos dice que una acción, militar o civil, debe ser motora, en el sentido que

promueve otras acciones, es decir da origen a la multiplicación del movimiento, no se

consume en sí misma. También debe ser síntesis de nuestro programa filosófico, resumen

de nuestro pensamiento, muestra de la ética y la moral revolucionaria. Siendo así, una

acción puede ser un éxito desde el punto de vista militar, pero si no provoca otras acciones

o si no sintetiza el pensamiento de la Revolución, entonces es un fracaso. Ejemplo de ello

fue el secuestro de Nihaous.

Por el contrario, una acción puede ser catalogada en primera instancia como un

fracaso militar, pero motivó otras acciones, produjo movimiento, y mostró con claridad la

ética y el programa filosófico de la Revolución, entonces es un éxito y el proceso se alimenta

de ella. Ejemplo de este tipo de acción es el 4 de febrero y el Cuartel Moncada.

Complejo Espiritual de la Dominación: entendiendo este concepto la Revolución tendrá un

faro estratégico, y las acciones dejarán de ser una buena intención y se transformarán en

pasos certeros en el camino de la redención del humano.

La dominación que sobre la sociedad ejerce una clase social o un bloque de clases se

ejerce a través del Complejo Espiritual de Dominación, este consta de dos polos: la

conciencia y las relaciones sociales (la realidad), ambos se influyen mutuamente y se

condicionan entre si. Son dos esferas que pivotean en el poder político.

La Conciencia: es la noción que tenemos de nuestra ubicación en la sociedad, y de las

consecuencias, conductas, responsabilidades, que emanan de esa noción.

La Revolución es en última instancia la disputa por la conciencia de las mayorías de

un país: desalojar de allí la conciencia de la sumisión, que es la que sustenta la dominación,

e instalar la conciencia de la dignidad, permitirá la liberación del humano, que es otra forma

de decir la revolución

En su movimiento evolutivo o en su Revolución, la conciencia toma conocimiento de

su determinación por la existencia y por las relaciones sociales. O lo que es lo mismo,

percibe que forma un complejo espiritual, cuyos polos, conciencia y realidad, se influyen

mutuamente y generan movimiento. La Revolución comienza en la conciencia y se completa

cuando se acopla a nuevas relaciones económicas (de propiedad colectiva) construyendo así

un nuevo Complejo Espiritual

Hoy, en Venezuela, nos encontramos en este punto, estamos en una guerra, que

algunos llaman de cuarta generación y otros llaman guerra revolucionaria, es decir, una

guerra donde se disputa el Complejo Espiritual.

La Revolución Bolivariana ha conseguido despertar la conciencia revolucionaria,

ahora es necesario modificar la realidad, las relaciones sociales para construir el

Complejo Espiritual Revolucionario (Conciencia-Realidad).

La conciencia revolucionaria, que es la conciencia de la Solidaridad, tal como está

consagrado en el preámbulo de la Constitución Bolivariana de Venezuela, no se puede

establecer sin darle una base material, es decir, sin armonizar la conciencia de la solidaridad

con la economía de la solidaridad, sin sustituir la economía del egoísmo que es la economía

del capitalismo por la economía de la solidaridad que es la economía de la sociedad

humanista que construirá la Revolución.

Lo que tenemos ahora es una alteración, una turbulencia en el complejo conciencia-

realidad de la dominación, lo que por supuesto abre posibilidades para su sustitución. Abrir

la posibilidad de arribar a un complejo espiritual revolucionario es una proeza, es un logro

no alcanzado nunca antes en Venezuela. He allí, y no en otra parte, donde debemos buscar

el mérito grandioso de la Revolución Bolivariana.

Todas las acciones de los revolucionarios, todas las acciones del gobierno deben ir

encaminadas a sustituir el Complejo Espiritual de la Dominación, por el Complejo

Espiritual Revolucionario, no hacerlo así es condenar la Revolución a la derrota estratégica.

Podrá pasar el tiempo que sea, podremos obtener muchas victorias, no obstante, si no

construimos el Complejo Espiritual Revolucionario la Revolución será derrotada y la

guerra la habrán ganado los creadores de miseria.

De lo anterior podemos concluir que el monumental edificio del sistema de dominación

tiene un talón de Aquiles. Un punto que cuando es afectado el sistema se desploma. Existe

una zona de armonías, son los cimientos mismos del sistema, allí reside el Complejo

Espiritual de Dominación. Esta zona de armonías tiene una alta sensibilidad, una

dislocación de milímetros en uno de sus componentes puede producir efectos en cascada

que son devastadores para el sistema.

En Venezuela, la zona de armonías del Sistema de Dominación Oligarca está sufriendo una

dislocación, producto de la conciencia de la emancipación que el pueblo ha adquirido. El

peligro para el sistema reside en que cuando la conciencia revolucionaria se encuentra con

una base material que la sustente, y ese ensamble se hace conciente (esto es muy

importante) el acople de la conciencia con la base material debe hacerse conciente, es decir

explicito, justificado, aceptado, debe ser como un chispazo, una iluminación, una Acción

Motora Síntesis. Cuando esto sucede, cuando se forma un núcleo de una nueva

espiritualidad, entonces, el pueblo ha tomado el camino franco hacia la Revolución:

Entiende el papel del Estado de transición, la calidad del Estado pasa a ser influenciada por

el incipiente Complejo Espiritual Revolucionario, y el proceso es ya indetenible. Todas las

revoluciones, desde la Comuna de Paris hasta la Revolución Cubana, tienen esta

característica.

Ilustremos: si socializamos, pongamos un ejemplo, la fabricación de bombillos, es

decir su producción pasa a ser planificada de acuerdo a los requerimientos sociales, y la

riqueza así producida es distribuida por el Estado de acuerdo a las necesidades de la

sociedad. Entonces, sin importar lo pequeño del hecho sino su ejemplo creador de

conciencia, habremos dado un paso fundamental en la Revolución. Porque la producción

pasó de ser planificada para enriquecer a individuos (no importa el número, pensemos en

los accionistas de la bolsa), a una planificación, guiada por el interés social. He allí la esencia

de la Revolución: la sociedad responsable del bienestar de los individuos y estos

responsables del bienestar social. Socializando cualquier producción por pequeña que sea,

hasta la de bombillos, tocamos la esencia de la estructura de dominación, la zona de

armonías y le damos un duro golpe, iniciamos el desplome del sistema oligarca.

Imaginemos por un momento: si conseguimos socializar a PDVSA, si la

reestructuración propuesta toca la zona de armonías (zona del Complejo Espiritual de

Dominación) y se forma el núcleo de la nueva conciencia, la sociedad toda se impregnará

con ese ejemplo y el efecto será un paso definitivo en el camino de la Revolución

latinoamericana, allí está Brasil y Ecuador esperando nuestro ejemplo.

Ahora comprendemos por que la oligarquía evita la verdadera reestructuración de

PDVSA usando sus mejores y más sutiles armas, las que están alojadas en el alma de sus

mejores cerberos; y postulando como distracción una tesis reformista. Las clases

dominantes, por instinto, y por conciencia detectan, con sensibilidad de mantis, la más

mínima alteración de los cimientos de su orden. No toleran una minúscula alteración en su

zona de armonías. Es por eso, que tras una cortina de filantropía, cambios superficiales y

slogans vacíos, están intentando evitar la reestructuración revolucionaria de PDVSA. Y es

por eso que también atacaron tan duro a la Ley de Tierra, ya que rozaba levemente su zona

de armonías en el campo (tenencia de la tierra), obligando a la Revolución a respetar la

propiedad usurpada de la tierra.

He allí la importancia de los cambios propuestos en PDVSA: se trata de construir el núcleo

durísimo del nuevo complejo espiritual, una oportunidad única en 100 años. Son

importantes los cambios y la manera como esos cambios deben darse, la manera de hacerlos

también forma parte del proceso de ruptura.

En PDVSA aún no conseguimos tocar la zona de armonías. Los cambios se limitan a la

superficie. La industria cada día se aleja más del ideal revolucionario y se acerca más al

ideal capitalista. Debemos relanzar los cambios en PDVSA, es necesario disputar la

reestructuración a los factores reformistas y oligarcas tradicionales. En ello va la vida de la

Revolución Bolivariana.

La Revolución no es un ejercicio vano de filantropía, no es un problema de limosna para los

pobres que viven al lado de las refinerías. La Revolución es un cambio en la estructura que

da origen a la pobreza. Por eso el plan de dar limosnas de PDVSA, a pesar de su magnitud,

no es revolucionario, en realidad es contrarrevolucionario, no son más que simples

paliativos. Con migajas se pretende distraer, y evitar los cambios en las estructuras. Ese

plan, que recuerda el celebre proyecto del presidente Kennedy de “Alianza para el

Progreso” es un vil sedativo que no ocultará la irresponsabilidad histórica de sus

proponentes.

Frente a la reestructuración de PDVSA se manifiestan las corrientes reformistas, queriendo

cambiar para dejar todo igual, y la corriente revolucionaria proponiendo el cambio

necesario para consolidar la Revolución.

En diciembre y enero el sistema de dominación nos dio la oportunidad de llegar a su

talón de Aquiles, y no la aprovechamos.

No obstante, no debemos arredrarnos por eso, recordemos que las derrotas

alimentan el camino revolucionario. De estas batallas de diciembre y enero de 2003

sacamos una gran enseñanza, ahora debemos interiorizarla, estudiarla, y prepararnos para

nuevos embates, que seguramente se presentarán. Los más viejos estarán en la retaguardia

y los más jóvenes en las trincheras, dando los pasos necesarios para construir el desenlace

revolucionario.

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