domingo, 21 de junio de 2009

La Gaviota Humanocrática (Propuesta ideológica para la discusión) VII

Etapa de la consolidación revolucionaria 

De esta manera arribamos a los días que corren, que podemos llamar la etapa de las 

grandes definiciones. No es extraño, entonces que veamos saltos de talanqueras 

sorprendentes, reacomodos inauditos, dignidades derretidas, todo explicado por la 

ideología que sustenta las acciones. Una restauración monitoreada por la Oficina de 

Transición, se presenta coherente, capaz de corregir sus fallas, que ha tomado la calle y ha 

pasado a la ofensiva política, actuando en todos los terrenos, militar, jurídicos, políticos, 

conspirativos.  Con un plan estratégico de transición listo, lo que augura un pronto 

acuerdo táctico y nuevos intentos de restauración. 

La ofensiva enemiga ha hecho aflorar las grandes fallas del proceso, y también los 

grandes aciertos. La restauración ha conseguido horadar las bases materiales de la 

Revolución Bolivariana, eso debemos reconocerlo con valentía. En contraste, el gran logro 

de la Revolución ha sido despertar la esperanza de redención de los humildes. Abrir la 

posibilidad de transformar la intuición de cambio en conciencia. Esta posibilidad 

configura, sin duda una situación prerrevolucionaria. Decimos claramente que Venezuela 

está en una situación prerrevolucionaria. Más allá de los problemas, de los errores, 

tenemos en esto nuestro gran logro, un logro que opaca, aunque no difiere la solución de 

las fallas y errores (es más, en esta etapa será preciso construir los instrumentos de 

cambio que no se pudieron alcanzar en la etapa anterior y avanzar en una radicalización 

del proceso, so pena de perecer en el intento). Cuando un pueblo adquiere conciencia, la 

Revolución deja de ser una posibilidad y se transforma en una realidad invencible. Esta 

verdad la saben los oligarcas y por eso atacan a muerte a la Revolución bolivariana  

Perspectivas inmediatas de la Revolución Bolivariana 

 El gran problema que tiene frente a sí la Revolución Bolivariana es el de los equilibrios en 

el proceso de ruptura con el pasado y en la continuidad de la obra revolucionaria. Hacer 

mayor hincapié del necesario en la continuidad con el pasado nos pudiera llevar a una 

fase regresiva, en tanto que una ruptura demasiado radical y extemporánea con éste nos 

pudiera hacer saltar al vacío y convertirnos en los propios artífices de la derrota 

revolucionaria. Es por ello que cuando se enfrenta un proceso de creación social de esta

naturaleza, cuando avanzamos hacia lo nuevo en estas difíciles condiciones, es de la 

mayor importancia la calma y la ecuanimidad, junto a la más decidida postura 

revolucionaria.  

Para empezar, es preciso señalar que en las actuales condiciones no es posible continuar 

el proceso sin una radicalización del mismo, sin una profundización que nos permita una 

gobernabilidad a las fuerzas revolucionarias, para llevar a cabo los cambios en una 

estabilidad política relativa.  

¿Qué quiere decir profundizar la revolución en las actuales circunstancias?  Profundizar 

la revolución, en primer lugar, significa rescatar la autoridad del Estado y las 

instituciones revolucionarias, controlar y aplicar la ley a las actividades y las instituciones 

contrarrevolucionarias. Significa avanzar hacia un programa económico, político y social 

que se adecue a las nuevas condiciones nacionales e internacionales en las que se 

encuentra el país. Radicalizar las conquistas sociales hacia los sectores más 

comprometidos con el proceso, organizar a la población, avanzar hacia una dirección 

colectiva, construir un instrumento político, entre otros.  

Para dar este paso sería preciso convocar en corto plazo a un Congreso o una Conferencia 

Nacional por la Patria y la Revolución Bolivariana, de la que deberían salir objetivos 

precisos para dar los pasos necesarios en el futuro inmediato. Algunas de las 

recomendaciones que nos permitimos hacerle para superar la situación actual de la 

Revolución Bolivariana son las siguientes:  

1. No se ha podido concretar una dirección política del proceso. Toda obra humana 

requiere una dirección y si es una obra de gran envergadura en algún momento se hará 

visible la necesidad de avanzar hacia una conducción colectiva. Todo ejército tiene un 

Estado Mayor, que de manera colegiada discute y decide los pasos a dar. A nosotros nos 

falta un Estado Mayor político, dotado de una estrategia clara que guíe a la Revolución en 

su faceta de construcción y en la confrontación con la oligarquía restauradora.  

2. La organización del pueblo ha sido dejada poco menos que al espontaneísmo. Es 

imperativo organizar al pueblo, los intentos de hacerlo hasta ahora muestran magros

resultados. Es necesario una visión clara de cómo organizar, desechando las desviaciones 

anarquista y espontaneístas. 

3. Es ineludible reconstruir al partido de la Revolución Bolivariana, fundamentado en 

una teoría clara, llamado a ser  la columna ética, la reserva combativa y la organización 

que debe garantizar la continuidad de la Revolución. 

4. Es impostergable un programa de la Revolución, en el que lo económico tenga lugar 

de privilegio. Un programa que afirme las bases materiales y espirituales  para la 

revolución. La ética y la espiritualidad bolivariana no saldrán de las buenas intenciones, 

sino de las estructuras materiales y económicas que contribuyan objetivamente al 

nacimiento y la consolidación social de esta espiritualidad y de esa ideología. Si no 

avanzamos hacia formas económicas colectivas y sociales, por lo menos en las formas 

parciales que hoy son factibles, no podremos de ninguna manera construir una 

espiritualidad bolivariana patriótica y solidaria.   

5. Política de cuadros. Es relevante destacar que se viene gestando un proceso 

espontáneo, pero dinámico, donde de cada confrontación están emergiendo nuevas 

figuras jóvenes con verdadero arraigo popular, una fidelidad hasta la muerte con el 

proyecto bolivariano y el Comandante Chávez, pero no comprometidos con las viejas 

formas de hacer política. Para ellos está claro que es necesario borrar del horizonte y del 

acervo cultural del revolucionario bolivariano el derrotismo de la frase “no se puede”, y 

que es preciso caminar junto a la más amplia participación popular en la búsqueda de 

formas nuevas y más creativas de avanzar la Revolución Bolivariana en esta difícil 

coyuntura nacional y mundial. 

6. La opción pacífica y la institucionalidad democrática. Respecto a la opción pacífica,

democrática e institucional es preciso decir que hasta hoy se observan confusiones sobre 

el tema. La opción pacífica quiere decir, no armada, pero no significa renunciar a la 

violencia social. Toda institución o todo Estado, para imponer el orden, la autoridad y 

llevar a cabo las transformaciones que se plantea, requiere del uso de una cuota de 

violencia social, que no está reñida ni con la democracia ni con la institucionalidad. Por 

otra parte, cuando se habla de opción institucional y democrática es preciso aclarar, que si 

se quiere cambios es necesario no quedar atrapados en las formas viejas y representativas 

de la institucionalidad y la democracia burguesa. Es una prioridad avanzar hacia formas 

nuevas de institucionalidad y de democracia popular que permitan una mayor 

gobernabilidad. Hay que ir hacia niveles superiores de participación social y estabilidad 

política, producto de la hegemonía social bolivariana, que permitan llevar a cabo los 

cambios en una paz social relativa. Nadie debe ilusionarse y esperar que los grupos 

nacionales e internacionales, cuyos intereses puedan ser perjudicados, serán 

neutralizados por la vía de ninguna concesión, conciliación o negociación. En cualquier 

variante que no sea la salida de Chávez, ellos continuaran profundizando su labor de 

zapa contrarrevolucionaria. 

7. En lo económico, aún es preciso transitar de los éxitos macroeconómicos a los 

microeconómicos. Se necesita mantener la estabilidad macroeconómica, pero comenzar a 

estimular la economía real, a los distintos sectores productivos. Estimular formas 

colectivas de producción frente a las tradicionales expresiones de propiedad individual. 

No es posible mantener una alianza con el sector financiero transnacional, que por su 

propia naturaleza económica y política es aliado del neoliberalismo transnacional y 

seguirá tratando de descapitalizar al país. Su clara postura política la demostró su 

representante Salvatierra, cuando en los días del golpe y a pesar de todos los beneficios 

que ha recibido la banca en estos años, se pasó al bando de la reacción. Lo mismo sucedió 

con el sector importador nacional. En cambio, los productores nacionales, que son los 

generadores naturales de puestos de trabajos y aliados imprescindibles del proceso 

bolivariano fueron ahogados con las medidas macroeconómicas. En no pocas veces 

maltratados y convertidos en muchos casos, en enemigos del proceso.   

8. También es necesario avanzar en una estrategia para el control de PDVSA. Para 

nadie que pretenda un proyecto de desarrollo será posible un cambio en Venezuela, sino 

se controla la principal fuente de recursos y de subversión del país. Pero ello debe 

realizarse apegado a una táctica y una estrategia, que debe contar de manera inevitable 

con la más amplia participación popular y de todas las estructuras y resortes de poder del 

proceso bolivariano en sus distintas fases de implementación. 

9. Es de la mayor importancia cuidar las medidas de corte populista, la entrega de 

créditos puede y debe valorarse como una forma de ayuda. Pero, es mejor 

económicamente si esa forma de ayuda contribuye a la formación de actores económicos 

reales y no a la dilapidación de recursos.  

10. Es preciso iniciar una reforma estructural de los Ministerios, pero los resultados 

económicos no pueden esperar a la conclusión de este proceso. Los ministerios 

económicos y productivos están controlados por una burocracia, que en lo esencial 

responde a los intereses de la oposición y bloquea los resultados económicos bolivarianos. 

Es por ello que se hace preciso subordinar a la presidencia a grupos ad hoc, con tareas 

económicas, políticas y sociales claves, que permitan evidenciar resultados en el corto 

plazo. 

11. Desde el punto de vista político, en esta etapa es claro que debe estructurarse una 

dirección colectiva del proceso, las organizaciones sociales y populares que le den piso 

político y posibilidades de gobernabilidad, para más tarde avanzar paulatinamente y por 

pasos a la formación de una estructura política: un partido o una organización unida. 

También es importante crear una nueva estrategia en el legislativo y en las instituciones 

de toma de decisiones que permitieran ampliar las bases de participación popular y la 

implementación real de la democracia participativa. Finalmente, la transformación más 

profunda de los organismos de inteligencia, la policía y otras instituciones que son 

imprescindibles para mantener el orden, la gobernabilidad y la autoridad de cualquier  Estado.  

12. En lo que al terreno social se refiere, la nueva fase bolivariana debe ser declarada 

como la conquista de los cerros bolivarianos con proyectos de autogestión y de 

organización política y popular de sus habitantes. Los procesos políticos no avanzan por 

mucho tiempo sobre la base de la espontaneidad y el entusiasmo. Los hombres se unen y 

se organizan en torno a conquistas y logros sociales. Es por ello que el proceso corre el 

riesgo de perder apoyo en sectores relevantes de lo popular, si no consigue entregar en 

corto plazo conquistas sociales de cierta relevancia social y económica.  

Meses después de publicado el anterior documento, sucedía el sabotaje petrolero de diciembre 2002, 

que dio como resultado la derrota aplastante de la oligarquía petrolera y cambió el paisaje político 

nacional de manera radical. Momentáneamente, la oposición fascista perdió vigencia y la lucha 

interna dentro del bolivarianismo pasó a primer plano. En mayo del 2003 se publico este artículo, que 

resume las fuerzas que para ese momento estaban pugnando en la escena nacional.  

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