La reunión "Peligro en los Andes, amenazas a la democracia, a los Derechos Humanos y a la seguridad interamericana", evidencia una vez más la intención de Washington por apagar la luz de las nuevas democracias latinoamericanas. El embajador de Venezuela en Estados Unidos, Bernardo Álvarez, aseguró que la extrema derecha latinoamericana cuenta con el respaldo de sectores políticos del país norteño para "frenar los aires integradores que soplan en la Patria Grande".
El diplomático llamó la atención sobre personajes de la oposición venezolana que comienzan a participar en esas reuniones, en las cuales se dan la mano los sectores de ultraderecha de Latinoamérica. La idea es volver al escenario de la desestabilización, y este escenario está condenado al desastre y al fracaso, enfatizó. A las declaraciones del embajador, se sumaron los criterios del diputado venezolano Roy Daza, quien calificó el encuentro como la cumbre de los trasnochados de la guerra fría. Daza destacó que la dinámica latinoamericana requiere ahora de otras acciones políticas y no de reuniones y complots que pretendan abrir otro ataque contra Venezuela y otras naciones de la región.
Hoy los problemas de Estados Unidos y del resto del continente requieren de otras voces y pensamientos, insistió. El parlamentario puntualizó que en 11 años no han podido ni siquiera debilitar a la Revolución Bolivariana, por el contrario, se ha fortalecido y ha sido capaz de derrotar posiciones ultra conservadoras. Lo increíble -dijo- es que la reunión se haya celebrado en el país que publica, cada año, una lista oficial de "países patrocinadores del terrorismo".
El historial de los participantes en la cita está vinculado con hechos que van desde planes de atentados, desestabilización de gobiernos elegidos de manera constitucional, así como de groseras campañas mediáticas, golpes de Estado y hasta el magnicidio. Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Honduras, Argentina y Chile, entre otros, enfrentaron en los últimos años acciones de este tipo.
La lista comienza con la congresista cubano americana Ileana Ros-Lehtinen, conocida por liderar la cruzada para liberar al terrorista cubano Orlando Bosch, además de solidarizarse con criminales internacionales como Luis Posada Carriles, reclamado por la justicia venezolana. Posada Carriles participó en crímenes y torturas cometidos por cuerpos represivos de la nación suramericana y es autor intelectual de la explosión en pleno vuelo de una nave de Cubana de Aviación frente a las costas de Barbados en 1976 en la que perdieron la vida 73 civiles inocentes.
Otro invitado fue Otto Reich, enviado especial para América Latina del ex presidente George W. Bush, quien apoyó el fracasado golpe de Estado en Venezuela en abril de 2002 y por contribuir más que nadie a legitimar el de Honduras en 2009.
También estuvo presente el cubano-americano Roger Noriega, subsecretario de Estado para la región durante el gobierno de Bush, y gran amigo de Reich, John Negroponte y Roger Pardo-Maurer, equipo involucrado en la mal llamada operación Irán-Contras.
Noriega, entrenado por la Agencia Central de Inteligencia, es sospechoso del asesinato de los misioneros Maryknoll William Woods, Yado Ite Ford, Maura Clarke y Dorothy Kazel en el contexto de enfrentamientos entre la guerrilla y el ejército salvadoreño, a principios de los ochenta.
Entre los invitados venezolanos se encontraba Guillermo Zuloaga, presidente de la televisora Globovisión, prófugo de la justicia nacional por una serie de delitos.
Mientras, proveniente de Bolivia llegó el presidente del opositor Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Núñez, y el de la Fundación de Derechos Humanos, Javier El-Hage, ambos formaron parte de la conspiración que intentó asesinar al presidente Evo Morales en abril 2009.
De Ecuador participó Lucio Gutiérrez, acusado de preparar la reciente asonada contra el presidente Rafael Correa.
Vía: Señales de los Tiempos
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