Leo Huberman
LOS CREADORES DEL SOCIALISMO 14.— Los socialistas utópicos El socialismo es un sistema en que, en contraste con el capitalismo, los medios de producción son de propiedad común en lugar de ser privados; en que existe la producción planificada en lugar de la producción anárquica para obtener ganancias.La idea del socialismo no es nueva. Apenas surgió el sistema capitalista con el advenimiento de la revolución industrial, su ineficiencia, despilfarros, irracionalidad e injusticia se hicieron evidentes para gran número de personas.Comenzando allá por el año 1800, tanto en Inglaterra como en Francia, los males del capitalismo fueron denunciados en panfletos de amplia circulación, en libros y discursos. También había críticas anteriores, por ejemplo, en el siglo 16 y en la centuria siguiente. Pero los escritores de esa época eran por lo general pensadores aislados, que nunca pudieron ejercer una influencia grande en el pueblo. Pero a partir de 1800 la situación cambió. Roberto Owen, en Inglaterra, Carlos Fourier y el conde Enrique de Saint-Simon, en Francia, pueden llamarse pioneros socialistas y cada uno de ellos desarrolló un movimiento de opinión de dimensiones apreciables. Sus libros fueron ampliamente leídos, sus discursos tenían un amplio auditorio, y a través de ellos sus ideas se propagaron a otras tierras, incluso llegaron a lugares tan alejados de Europa como nuestro país.Estos hombres no se limitaron solamente a denunciar la sociedad tal cual es. Fueron todavía más lejos. Cada uno de ellos, a su propia manera, gastó tiempo y esfuerzos considerables en hacer planes cuidadosamente estudiados para cómo debería ser una sociedad.Cada uno de ellos elabora, hasta en sus menores detalles, su propia visión de una sociedad ideal del futuro. Aun cuando las utopías privadas de cada uno de ellos eran muy diferentes de los detalles específicos, todos estaban basados en un mismo molde.El primero y más importante principio de cada uno de estos esquemas utópicos era la abolición del capitalismo. En el sistema capitalista veían solamente males. Era ineficiente, injusto, trabajaba sin un plan. Ellos querían una sociedad planificada que fuera eficiente y más justa. Bajo el capitalismo la minoría que no trabajaba vivía a todo lujo y confortablemente, adueñándose de los medios de producción. Los socialistas utópicos veían en la propiedad común de los medios de producción la manera de alcanzar una vida mejor. Por eso en sus visionarias sociedades planeaban que la mayoría que trabaja viviría con abundancia y confortablemente mediante la propiedad común de los medios de producción. Esto era socialismo, y éste era el sueño de los utópicos.Siguió siendo un sueño para los utópicos porque aun cuando ellos sabían a dónde iban, tenían solamente una visión muy nebulosa de cómo alcanzar sus objetivos. Creían que todo lo que se necesitaba era formular sus planes de una sociedad ideal, interesar al poderoso o al rico en las bondades y bellezas del nuevo orden, experimentando los planes, primero en pequeña escala y después confiar en el sentido común del pueblo para aplicarlos en forma general.La ingenuidad de los utópicos queda demostrada por el hecho de que los grupos mismos a los cuales se dirigían eran precisamente los interesados en que las cosas quedaran como estaban, en no provocar cambios. Demostraron su incomprensión de las fuerzas en acción dentro de la sociedad, al repudiar la agitación política y económica de la clase trabajadora; en insistir solamente en que a través de la buena voluntad y el entendimiento de todos los hombres, y no mediante la organización de los trabajadores, como clase, podían alcanzarse los fines de la nueva sociedad.Igualmente irreal era su idea de que podía tenerse éxito haciendo experimentos sociales en miniatura, de acuerdo a sus utópicos programas. Como cualquiera puede darse cuenta ahora, sus "islas de placer en el océano gris de la miseria capitalista", estaban condenadas al más completo fracaso. Jamás podía ser enmendado el sistema capitalista con algunos parches en forma de pequeñas comunidades aisladas del resto del, mundo.Los socialistas utópicos eran personas de gran sensibilidad y de espíritu humanitario que reaccionaban vehementemente contra el duro ambiente del capitalismo. Hicieron críticas válidas y penetrantes del sistema capitalista, e inventaron programas para construir un mundo mejor. Mientras ellos predicaban su nuevo evangelio, nacían en el mundo dos hombres que iban a enfocar el problema en una forma diferente.Sus nombres: Carlos Marx y Federico Engels. 15.— Carlos Marx y Federico Engels El socialismo de los utópicos se basaba en el humanitario sentido de la injusticia. El socialismo de Marx y Engels se basó en un estudio histórico, económico y social del desarrollo del hombre.Carlos Marx no planeó ninguna utopía. Prácticamente no escribió nada sobre cómo funcionaría la Sociedad del Futuro. Estuvo enormemente interesado en la Sociedad del Pasado, cómo había surgido, desarrollándose y decaído, hasta transformarse en la Sociedad del Presente; estuvo enormemente interesado en la Sociedad del Presente, porque quería descubrir las fuerzas que provocarían el cambio hacia la Sociedad del Futuro.Contrariamente a los utópicos, Marx no gastó tiempo en las instituciones económicas del mañana. Gastó casi todo su tiempo en un estudio de las instituciones económicas de Hoy Día.Marx quería saber cuáles eran las fuerzas que movían las ruedas de la sociedad capitalista. El titulo de su libro más importante. "El Capital. Un análisis Critico de la Sociedad Capitalista", muestra dónde se centraban su interés y su atención. El fue el primer gran pensador que hizo un análisis sistemático, inteligente y critico de la producción capitalista.Con los utópicos, el socialismo no pasaba de ser un producto de la imaginación, de una invención de una u otra mente brillante. Marx bajó a la tierra el socialismo desde las nubes, donde éste se encontraba; demostró que no era una aspiración vaga sino que era el próximo paso en el desarrollo histórico de la raza humana. Que era el resultado necesario e inevitable de la evolución de la sociedad capitalista.Marx transformó el socialismo, de una utopía, en una ciencia.En lugar de un visionario y fantástico cuadro de un orden social, perfecto; Marx construyó una teoría del progreso social ajustada a la realidad; en lugar de hacer llamados a la simpatía o a la buena voluntad o inteligencia de las clases dirigentes, Marx mostró que la clase trabajadora tenía que emanciparse por sí misma y transformarse en el arquitecto del nuevo orden.El socialismo de Marx —el socialismo científico— tuvo su primera expresión significativa hace un siglo, con la publicación, en febrero de 1848, del Manifiesto Comunista, escrito conjuntamente con Engels. Este panfleto, que sólo tenia 23 páginas en el original, en que Marx y Engels destilaron la esencia de su teoría, se ha convertido en el fundamento del movimiento socialista en cada rincón de la tierra. Ha sido traducido a más lenguas que ningún otro libro, tal vez con la excepción de la Biblia; como fuerza inspiradora del poderoso movimiento mundial de la clase trabajadora. Es sin lugar a ninguna duda, el panfleto que mayor influencia ha tenido, jamás escrito en cualquier parte del mundo,En su intensivo estudio de lo que es la sociedad humana, por qué cambia, y en qué dirección se mueve, Marx y Engels encontraron que habla un hilo conductor a través de la historia. Las cosas no eran independientes las unas de las otras; la historia solamente aparecía como un conjunto desordenado de hechos y sucesos, pero en realidad no era un enredo confuso; la historia no era algo caótico sino que se ajustaba a un molde bien definido de leyes que podían descubrirse.Carlos Marx descubrió estas leyes del desarrollo de la sociedad.Esta fue su contribución más grande al género humano.La economía, la política el derecho, la religión, la educación de cada civilización están íntimamente ligadas; cada una depende de las otras, y son lo que son, debido a las demás. De todas estas fuerzas, la economía es la fundamental, la más importante. La clave del problema está en las relaciones entre los hombres como productores. La forma en que viven los hombres está determinada por la forma en que ellos se ganan la vida, por el modo de producción prevaleciente dentro de una sociedad dada, en cualquier tiempo determinado.La forma en que ellos piensan está condicionada por la manera en que ellos viven. Usando las palabras de Marx: "El modo de producción en la vida material domina el carácter general de los procesos sociales, políticos y espirituales de la vida. No es la conciencia de los hombres lo que determina su existencia, sino por el contrario, es su existencia social lo que determina su conciencia".Los conceptos de derecho, justicia, libertad, etc. —la lista de ideas que tiene cada sociedad— están condicionados a la etapa particular de desarrollo que ha alcanzado esa sociedad. Ahora bien, ¿qué es lo que provoca los cambios sociales y políticos? ¿Es el simple cambio en las ideas de los hombres? No. Porque estas ideas dependen primeramente de cambios que han ocurrido en la base económica de la sociedad en el modo de producción y cambio.El hombre progresa en su conquista de la naturaleza; se descubren nuevos y mejores métodos de producción e intercambio de los bienes. Cuando estos cambios son fundamentales y de gran alcance, entonces surgen conflictos sociales. Las relaciones que han surgido con el viejo método de producción han llegado a solidificarse; la vieja manera de vivir ha llegado a fijarse en cuerpo de leyes, en la organización política, en la religión, en la educación. La clase que tiene el poder desea retener su poder, y entra en conflicto con la clase que está en armonía con el nuevo modo de producción surgido. La revolución es el resultado de este conflicto.Esta aproximación a la historia, de acuerdo con el marxismo, permite entender lo que de otra manera seria un mundo completamente incomprensible. Mirando los sucesos históricos desde el punto de vista de las relaciones de clase resultantes de la manera en que los hombres se ganan la vida, lo que ha sido ininteligible, se convierte por primera vez en algo inteligible. Por eso, el análisis del Manifiesto Comunista comienza con la frase "La historia de todas las sociedades conocidas hasta el momento, es la historia de la lucha de clases".¿Qué rol juega el Estado en esta lucha entre las clases? El Estado es una creación de la clase dirigente. Ha sido establecido y se mantiene para preservar el orden existente. El rol del Estado en la sociedad es explicado en el Manifiesto Comunista: "Los dirigentes del Estado moderno no son sino un comité para administrar los asuntos comunes en beneficio de toda la burguesía".El primer deber del Estado en la sociedad capitalista es la defensa de la propiedad privada de los medios de producción que es la esencia de la dominación de la clase capitalista sobre la clase trabajadora. Se desprende, por lo tanto, que si el objetivo de la clase trabajadora es abolir la propiedad privada sobre los medios de producción, debe destruir el Estado actual que tiene la clase dirigente reemplazarlo por un Estado nuevo. La clase trabajadora sólo puede obtener el poder la revolución tendrá éxito si el Estado de la clase dirigente es destruido y se establece un Estado adecuado a la clase trabajadora en su reemplazo.A primera vista esto parece implicar la mera substitución del Estado de la clase capitalista por el Estado de la clase trabajadora. ¿Es éste el objetivo de la revolución de la clase trabajadora imponer el dominio de los trabajadores sobre aquellos que antes los subordinaban? NO. El Estado proletario es solamente el primer paso necesario en el proceso de abolición para siempre del dominio de una clase sobre otra, para terminar con las condiciones que hacen posible la división de la sociedad en clases antagónicas. La meta socialista no es la substitución de una forma de dominio de una clase por otra, sino la abolición completa de todas las clases; la meta del socialismo es una sociedad sin clases en la cual se elimine toda clase de explotación. En las palabras del Manifiesto Comunista. "En lugar de la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clases tendremos una sociedad en la cual la libertad de desarrollo de cada uno es la condición para el libre desarrollo de todos".En todo momento y en todas partes Marx insistió en que la transformación de la vieja sociedad de clases en una nueva organización sin clases tenía que ser obra de la clase obrera, del proletariado. Insistió en que el proletariado tenía que ser el agente activo que trajera al mundo el socialismo, porque era el proletariado, la mayoría de la población, el que más sufría de las contradicciones del capitalismo, porque el proletariado no tenía otra salida para mejorar su situación.Los trabajadores se ven impelidos, por las penosas condiciones en que viven, a marchar unidos, a organizarse, a formar sindicatos u otras organizaciones que los agrupen para combatir por sus propios intereses. Los sindicatos, sin embargo, por ejemplo; no surgieron de la noche a la mañana. Se necesitó de un largo tiempo para que se desarrollara el sentimiento de solidaridad.Fue la expansión del capitalismo debido a la Revolución Industrial y el sistema de fábricas lo que permitió al sindicalismo hacer enormes progresos. Esto pasó porque la Revolución Industrial trajo consigo la concentración de los obreros en las ciudades, los mejoramientos en los transportes y comunicaciones que son esenciales para la organización en escala nacional, y las condiciones que hacen tan necesario el movimiento obrero. En otras palabras, la clase trabajadora creció junto con el desarrollo del capitalismo, que generaba la clase trabajadora, el sentimiento de clase, y entregaba los medios físicos para la cooperación y las comunicaciones.El proletariado, en consecuencia, nació del capitalismo, y crece finito con éste. Por último, cuando el capitalismo sea liquidado, cuando todos vean claramente que sus contradicciones no pueden resolverse con parches, cuando "la sociedad no pueda ya vivir bajo el dominio de la burguesía, en otras palabras, su existencia no es ya compatible con esa sociedad"; cuando, en suma, el capitalismo esté listo para ser acorralado, será el proletariado su sepulturero.Marx no fue un revolucionario cómodo, que se contentaba con decirles a los demás qué tenían que hacer y cómo debían hacerlo. No, Marx vivió su filosofía. Y, puesto que su filosofía no era solamente una explicación del mundo, sino también un instrumento para cambiar el mundo, Marx, como era un revolucionario sincero, no podía estar por sobre la lucha, sino que tenia que combatir él mismo.Y lo hizo.De acuerdo con su idea de que la fuerza para abolir el capitalismo no podía ser otra que el proletariado, dedicó la máxima atención que pudo, quitando tiempo a sus estudios, a fin de entrenar y organizar a la clase trabajadora en sus luchas económicas y políticas. Marx fue el miembro más activo y el de más influencia en la Asociación Internacional de Trabajadores (la primera Internacional), que se creó en Londres el 28 de setiembre de 1864. Dos meses después de fundada la Internacional, Marx le escribió a un amigo alemán, el Dr. Kugelman: "La Internacional, o mejor dicho su comité, es importante debido a que los líderes de los sindicatos de Londres están en él.... Los líderes de los trabajadores de París están bien conectados con ella".Los sindicatos, que para mucha gente de entonces, como pasa también hoy día, eran meras organizaciones dedicadas a mejorar día a día las condiciones de vida de los obreros, tenían un significado más profundo para Marx y Engels: "La organización de la clase trabajadora como una clase por medio de sus sindicatos... es la verdadera organización de clase del proletariado que lleva adelanta su lucha diaria contra el capital, en que se entrena a sí mismo...".¿Pero entrenarse para qué?, ¿para la lucha por mayores salarios, menos horas de trabajo, mejores condiciones? Sí, por cierto. Pero también se entrena para una lucha muchísimo más importante: la lucha por la completa emancipación de la clase trabajadora, mediante la abolición de la propiedad privada de los medios de producción.Marx hizo mucha claridad sobre este punto, en un discurso que pronunció ante el Consejo General de la Internacional, en junio de 1865. Después de demostrar que a menos que los sindicatos llevaran adelante una fuerte lucha diaria, los trabajadores irían siendo degradados a un nivel de vida cada vez más desdichado, siguió adelante, explicando que los sindicatos deben tener objetivos más amplios: "Al mismo tiempo, y esto completamente aparte de la servidumbre general envuelta en el sistema de salarios, la clase trabajadora, no debe exagerarse a sí mismo el resultado último de estas luchas diarias. Los trabajadores no deben olvidar que están luchando con los efectos, pero no con las causas que originan esos defectos; que están retardando el movimiento de descenso, pero no cambiando su dirección; que ellos están aplicando solamente paliativos, no curando el mal. Los trabajadores, por lo tanto, no deben absorberse exclusivamente en estas inevitables luchas de guerrillas que surgen de la incesante hostilización del capital o de cambios en el mercado. Los trabajadores deben comprender que, junto con todas las miserias que pesan sobre ellos, el sistema actual engendra simultáneamente las condiciones materiales y las formas sociales necesarias: para una reconstrucción económica de la sociedad. En lugar de la consigna conservadora: "Un salario más justo por un trabajo más justo”, los trabajadores deberían inscribir en sus estandartes "Abolición del sistema de salarios". Siempre y en todas partes Marx enseñó su lección básica la única salida es un cambio fundamental en la organización económica, política y social de la sociedad, siendo la revolución de la clase trabajadora el medio de alcanzarla. ¿Significa ésto, como generalmente se supone, que Marx era un creyente tan grande de la revolución como para desearla en cualquier parte, en cualquier momento? De ninguna manera. Marx se opuso a la revolución indiscriminada. En la Internacional, combatió contra aquellos que argumentaban que la revolución debía hacerse porque había que hacerla. La esencia del pensamiento de Marx es que la revolución, para que tenga éxito, debe ocurrir en el momento oportuno; la sociedad no puede ser transformada, a menos que hayan madurado las condiciones para el cambio. La base para el paso al socialismo está en las profundas contradicciones existentes dentro de la sociedad capitalista y que la conducen a su aniquilamiento en la creación, mediante la socialización de la producción, de los gérmenes del nuevo orden dentro de las entrañas del viejo orden; y en el aumento de la conciencia de clase y en la organización de la clase trabajadora, la cual exige la acción revolucionaria para provocar el cambio. Marx veía el sistema capitalista como una parte del desarrollo de la historia humana. No era, por lo tanto, ni permanente ni inmutable. Por el contrario, el capitalismo era un sistema social esencialmente transitorio que, al igual que todas las otras formas de sociedad humana, surgió del sistema anterior, se desarrolló, entraría en decadencia y sería seguido por otro sistema. Para Marx, la sociedad humana no era algo estático sino que estaba todo el tiempo en un permanente estado de cambio y movimiento. La tarea de Marx, tal cómo él se la planteaba, era encontrar qué fuerzas eran las que provocaban el cambio en la sociedad capitalista —descubrir la "ley del movimiento del capitalismo"—. Marx comenzó por explicar el funcionamiento del sistema capitalista y terminó no alabándolo, como lo hacían los economistas de su tiempo, sino delineando una guía para la acción de las fuerzas que crearían en el futuro una sociedad mejor.Los socialistas consideran que el cuadro de la sociedad capitalista hecho por Marx es verdadero y preciso, y que explica la realidad en una forma mucho más satisfactoria que la de los economistas no marxistas. Sobre este punto, el profesor Leontiev, de reputación internacional, de la Universidad de Harvard, aun cuando él mismo no es un marxista, dijo las siguientes palabras ante la asociación norteamericana de economistas; "Si alguien quiere aprender qué son efectivamente las ganancias y salarios de las empresas capitalistas, esa persona puede obtener en los tres volúmenes de "El Capital", una información más realista y de primera mano, de lo que puede encontrarse en diez ediciones sucesivas del Censo de los EE.UU., o en una docena de textos sobre las instituciones económicas contemporáneas".En la misma oportunidad, el profesor Leontiev tuvo la honestidad de reconocer cómo se habían cumplido las brillantes predicciones científicas de Marx: "El récord es en verdad impresionante: incesante concentración de la riqueza, rápida eliminación de las empresas medianas y pequeñas, progresiva limitación de la competencia, incesante progreso tecnológico acompañado de una importancia cada vez mayor del capital fijo, y, por último, no menos importante, la amplitud no disminuída de los ciclos comerciales; en verdad una "serie no sobrepasada de pronósticos cumplidos, contra lo cual la moderna teoría económica no tiene prácticamente nada que mostrar, pese a todos sus refinamientos".Es interesante destacar que casi al mismo tiempo que este profesor de Harvard indicaba a sus colegas economistas que podían aprender mucho de Carlos Marx, otro distinguido hombre de estudios hacía recomendaciones muy similares a sus colegas en el campo de la historia. En un artículo escrito en la revista Amerícan Historial Review, de octubre de 1935, Carlos Beard, uno de los más eminentes historiadores que ha tenido los EE.UU., decía; "Parece oportuno recordar a aquellos inclinados a tratar a Marx como a un mero revolucionario u hombre de agitación, que Marx fue mucho más que eso. Era doctor en Filosofía, salido de las mejores universidades alemanas, y poseía el sello del gran pensador. Era un estudioso del latín y el griego. Además del alemán, su lengua nativa, hablaba francés, inglés, italiano y ruso. Era uno de los hombres más versados en historia contemporánea y en el pensamiento económico. Por eso, aunque alguien no esté de acuerdo con las ideas personales de Marx, nadie puede negarle que poseía conocimientos muy amplios y profundos —y llevó una vida de sacrificios y sin vacilaciones—, Marx no solamente interpretó la historia, como lo hace cualquier persona que escribe sobre historia, sino que ayudó a construir la historia. Con toda seguridad, Marx tenía que saber algunas cosas...".El movimiento de la clase trabajadora, prácticamente en todos los rincones del mundo, luchando por alcanzar la Justicia económica y social, tiene conciencia de que Marx debía saber algunas cosas.El pueblo cubano que basó gran parte de sus combates por la liberación y la independencia en las enseñanzas de Marx, uniéndolas con las de sus propios patriotas locales como José Martí y otros tiene conciencia de que sabia algunas cosas.Las clases privilegiadas en cada país capitalista del mundo, tratando de prolongar su existencia, aferrándose desesperadamente al poder, tiemblan ante el temor de que Marx efectivamente; sabía algunas cosas.Solamente los economistas entontecidos por la pedantería, aquellos acostumbrados a la charlatanería de café, pueden negar que Marx sabía algunas cosas.
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