PRÓLOGO
SI REVOLUCIÓN FUESE
En 1998 Venezuela despertó con un nuevo gobierno, un gobierno revolucionario.
El Comandante Chávez, el mismo que en el 92 había fracasado tratando de derrocar al
gobierno de Carlos Andrés Pérez, era ahora el Presidente de la República. Lo mejor de la
sociedad, lo mejor del pueblo, la gran masa excluida lo llevó al poder y se lanzó a las calles
con un entusiasmo pocas veces visto. Aquello era una especie de embriaguez colectiva, se
formaban comités, se hablaba en las plazas, los militares se abrazaban con el pueblo, Fidel
Castro visitaba a Caracas y hablaba ante el Congreso y en la plaza pública. Los retratos del
Che tenían la mirada más clara y la sonrisa más luminosa; se hablaba y se discutía de todo y
de todos. La emoción popular era inmensa, el entusiasmo presagiaba tiempos de
Revolución.
Los días pasaron y los más sensibles detectaron que faltaban algunas cosas para
enrumbar la Revolución. La embriaguez no era suficiente, hacía falta un surco ideológico,
hacía falta una dirección, hacían falta revolucionarios. Nadie se preocupó por oír la voz de
los oráculos. Siguió la fiesta, se tomaron medidas, se cometieron errores, se avanzó en el
camino. El pueblo y su dirigente estaban dispuestos a romper los obstáculos con el pecho,
con tal de seguir aunque no se supiera bien hacia adonde. Nadie podía derrotar una
Revolución que tenía el entusiasmo de aquella, una Revolución con un líder como aquel.
La realidad es obstinada. El tiempo pasó y la Revolución fue sufriendo golpes.
Primero las deserciones, altos personeros terminaron en el campo enemigo y
comportándose como renegados, atacando a sus antiguos partidarios con saña y bajeza.
Después la Revolución sufrió los embates de abril y de diciembre: grandes triunfos
populares y grandes cosechas restauradoras. Sin embargo, el golpe más terrible fue
comprobar que las carencias señaladas por los oráculos, hacían imposible transitar el
camino revolucionario, y además la comprobación de que estas carencias no eran casuales,
antes bien, eran un plan de los restauradores para debilitar a la Revolución y capturarla.
No obstante, la Revolución se defiende y por todas partes aparecen congresos
ideológicos, concursos ideológicos, discusiones teóricas, institutos de estudios. Y aparece,
principalmente por indicaciones del presidente Chávez, la necesidad de una dirección y una
ética revolucionaria.
El libro presenta una muestra de los trabajos producto de la actividad teórica de la
Esperanza Patriótica, algunos de ellos publicados en la prensa nacional, otros de circulación
interna. Creemos que reflejan la evolución de nuestro pensamiento y que serán de gran
ayuda en la necesaria discusión ideológica.
El artículo que abre este libro nació a principios de diciembre del 2002. Recoge los espíritus
que deambulaban en el interior del campo bolivariano. La crisis producida por la embestida fascista de
diciembre hizo que afloraran las posiciones que anidaban en lo más profundo de las almas de los
dirigentes.
Nos produce este artículo una satisfacción y una angustia: nos satisface haber contribuido a
fortalecer las posiciones más revolucionarias que en aquel momento pugnaban por no capitular, como
en efecto sucedió. Y nos angustia que las carencias que en aquel momento señalábamos aún
persisten...
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