domingo, 10 de mayo de 2009

La Gaviota Humanocrática (Propuesta ideológica para la discusión) V


La ruptura política bolivariana del 98. 

 Las etapas del proceso bolivariano 

La crisis de gobernabilidad de los 90 y el tránsito de la táctica de la insurrección popular a 

la electoral, permitió articular una gran alianza política que permitió el triunfo 

institucional bolivariano. Para ello fue preciso transformar los instrumentos políticos en 

instrumentos electorales eficaces que permitieran obtener la victoria y se optó por la vía 

pacífica y democrática para el cambio y la transformación.  

Para alcanzar los objetivos anteriores, fue preciso transformar el MBR-200 en un 

movimiento electoral: Movimiento Quinta República (MVR) que nunca aspiró a otra cosa 

que a generar un movimiento amplio, que permitiera conducir a la victoria en las urnas. 

Pero que en ningún caso, por su composición, su falta de norte ideológico claro, así como 

su estructura política, podría ser el instrumento político que pudiera gerenciar el cambio. 

Por lo menos no en su forma originaria. También fue preciso construir un espacio para las 

alianzas, como lo fue el Polo Patriótico, que cobijó electoralmente a todos aquellos que 

desde sus propias estructuras políticas estuvieron de acuerdo en participar en la 

propuesta bolivariana.  

El 1998, se abre un nuevo ciclo en la política venezolana que muestra a las claras la 

posibilidad de una ruptura con los viejos y los nuevos patrones de acumulación de la 

burguesía contemporánea. Por un lado, las viejas elites que estaban siendo desplazadas, 

ahora dispersas, divididas, pero todas tenían como objetivo capturar a la Revolución 

naciente, cooptarla, impedir que concretaran sus intenciones de cambiar las estructuras 

de país, asimilarla mediante un beso de muerte, convertirla en una de ellos, en una 

esperanza popular fallida. Simultáneamente, desarrollan sus planes subversivos con 

cautela, esperando la oportunidad para aparecer. No cejan en la idea por convertirse en 

instrumentos de los nuevos requerimientos del gran capital. Por otro lado, se presenta el  

heterogéneo campo bolivariano conformado por variados factores, que van desde la 

extrema derecha hasta los revolucionarios, pasando por los oportunistas y los 

conciliadores. Factores políticos, cada uno con su ideología.  

La primera etapa del Proceso Bolivariano se pudiera definir como un período 

constitucional y de legitimación electoral. En esta etapa de reacomodo jurídico, político 

y administrativo, el campo bolivariano pudo mantener relativa coherencia, las tensiones 

transitaban soterradas. Los sectores revolucionarios, poco claros, imprecisos, poco 

precavidos, actuando por instintos, sin objetivos, con más entusiasmo que claridad, se 

rendían a la embriagues de los triunfos. Entre tanto los sectores internos más 

reaccionarios del proceso tenían como objetivo colocar en puestos claves sus agentes, y 

confiaban de esa forma con controlar la elaboración de las leyes y de esa manera castrar la 

Constitución y dirigir el proceso.  

Es de la mayor importancia señalar que en esta fase la pugna por la hegemonía del 

proceso estuvo centrada entre el sector militar nacionalista de derecha y el sector de la 

burguesía modernizadora. Ambos se confrontaron para capitalizar los principales puestos 

en el ejecutivo y así conducir la Constituyente. Vieron con preocupación algunas de las 

reformas sociales, el inicio de las diferencias con Estados Unidos y el acercamiento con 

Cuba. La primera baja de la amplia alianza electoral bolivariana se produjo a principios 

del año 2000 y fue la salida de la tendencia militar nacionalista de derecha, derrotada en 

su intento por capitalizar el proceso. En lo adelante y hasta mediados del año 2001 la 

tendencia burguesa modernizadora, en lo esencial, hegemonizó la Revolución 

Bolivariana. De manera paulatina estableció su control sobre la Constituyente, las 

elecciones legislativas y para gobernadores y alcaldes. Tuvo un papel importante en el 

control de sectores importantes del ejecutivo, el legislativo y hasta en el partido de 

gobierno: el MVR. Las diferencias entre estos dos sectores en ningún caso deben ser 

valoradas como simple conflicto entre personas, sino como contradicción entre dos 

tendencias políticas con intereses diferentes, pero no antagónicos. Es por ello que la 

tendencia militar de derecha vio al miquelenismo como su competidor frente a su intento 

de hegemonizar el proceso bolivariano. Sin embargo, hoy cuando ambas tendencias en lo 

fundamental están fuera de la Revolución Bolivariana, concilian inmoralmente sus 

intereses dentro del amplio espectro que integra la contrarrevolución.      

Se puede decir que la primera etapa del proceso bolivariano concluyó de manera ofensiva 

y exitosa. La revolución se impuso en más de ocho elecciones, logro avanzar hacia un 

nuevo ordenamiento jurídico del país, se ganó la mayoría en el parlamento, en las 

gobernaciones y una importante cuota de las múltiples alcaldías. En el plano económico, 

se detuvo el decrecimiento de la economía y se avanzó hacia una estabilidad 

macroeconómica que controló de manera importante la inflación y los indicadores más 

relevantes. Quizás uno de los mayores éxitos fue la estrategia petrolera internacional, que 

contribuyó a alcanzar precios dignos para nuestra principal fuente de recursos nacionales 

que en el año 1998 estaba en 9 US$ el barril.     

Los oligarcas de afuera se mantenían a la defensiva, aplastados por la derrota electoral 

que los agobiaba y con el uso inteligente de los propios instrumentos de legitimación del 

sistema. Su única reivindicación de entonces, que es la misma de hoy, era la bandera del 

antichavismo. Si realizamos un análisis de la etapa, ya en ese período se habían elaborado 

y desarrollado las mismas consignas y concepciones para la salida de Chávez. La vía del 

golpe y la institucional, los esfuerzos por controlar el Tribunal Supremo de Justicia y 

otros más que hoy ya conocemos con claridad. En este punto es importante preguntarse: 

¿Por qué entonces esa oposición no era capaz de convocar una marcha y ni siquiera una 

movilización relevante con las mismas consignas y hoy si lo puede hacer? ¿Cuáles son los 

factores y las causas que permiten este cambio en la actividad de la oposición que en 

realidad carece de un nuevo discurso y no tiene ningún proyecto de país alternativo al 

chavismo?  

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