El "terrorismo" no es un objeto diabólico del fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra Psicológica que la inteligencia estadounidense y europea están utilizando como cortina de humo para encubrir y justificar su accionar en el campo de las operaciones para derrotar a los talibanes en Afganistán, ocupar Pakistán, Sudán y Yemen, justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en potencia nuclear, y generar un posible segundo 11-S para distraer la atención de la crisis económica que ya ha derivado (por medio del desempleo) en crisis social tanto en EEUU como en Europa.
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A) La resolución social de la crisis económica global (con epicentro en EEUU y Europa), B) el ataque militar a las usinas iraníes, C) incremento de la escalada militar en Afganistán, D) potencial intervención militar de EEUU en Pakistán, E) escalada de acciones militares de EEUU contra Sudán, Nigeria, Somalía y Yemen, E) nuevo conflicto armado en el Cáucaso o en Eurasia (como parte del teatro de la guerra fría EEUU-Rusia), F) agravamiento de la crisis de los misiles EEUU-Rusia-OTAN en Europa del Este, G) Nuevo ataque "terrorista" (o varios) similar al 11-S en Europa o EEUU.
En todos los casos, el "terrorismo" (un arma estratégica de la Guerra de Cuarta Generación) va actuar como elemento desencadenante y fusionante de los acontecimientos que se avecinan en el teatro de los conflictos internacionales por la preservación del orden imperial regente.
Desde el 11-S, en el 2001, el "terrorismo" se constituyó en una herramienta clave del Estado imperial USA para administrar y controlar la maquinaria planetaria del "nuevo orden" emergente tras el estallido de las Torres Gemelas en Nueva York.
Hay tres razones estratégicas de fondo que justifican la permanencia de la "guerra contraterrorista" como principal hipótesis de conflicto mundial: 1) Expansión de la industria armamentista (corporaciones del Complejo Militar Industrial), B) Justificación doctrinaria de las guerras preventivas por conquistas de mercado (ocupaciones militares), 3) Clave argumental para el posicionamiento hegemónico de EEUU en el nuevo ordenamiento geopolítico y militar globalizado.
En el 2004,la Unión Europea se sumó a la estrategia norteamericana diseñando y poniendo en práctica un plan "contraterrorista" que trasladaba a territorio europeo la cruzada militar y de seguridad contra el "eje del mal", que iniciara la administración Bush tras los atentados del 11-S.
Tras la imposición planetaria del combate contra el terrorismo (principalmente islámico) la "psicosis terrorista" inundó las portadas de la prensa internacional y se extendió por aeropuertos, metros, estaciones de trenes, y por todo lugar donde se produjeran concentraciones masivas de personas.
La adopción europea de la "guerra contraterrorista" representó un triunfo de las tesis de caracterización del terrorismo como el "nuevo enemigo" del mundo occidental. A la vez dio piedra libre al lanzamiento de la nueva doctrina de seguridad nacional norteamericana, y al concepto de guerra preventiva con que la administración imperial justificó las posteriores invasiones a Irak y Afganistán.
La herramienta clave
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En ese escenario, el ordenamiento de los nuevos procesos y acontecimientos internacionales conflictivos que se avecinan será determinado por las necesidades coyunturales que tenga el Imperio USA-UE en el marco de sus relaciones globales económicas, geopolíticas y militares estratégicas.
Los movimientos traumáticos (sean económicos, militares o "terroristas") en el tablero mundial no están marcados por caprichos personales de eventuales gobernantes sino por necesidades estratégicas de supervivencia inmediata que tienen los Estados imperiales y el sistema capitalista.
En ese sentido, Bin Laden (que no se sabe exactamente si está vivo o muerto) y Al Qaeda son una valiosa carta que la CIA y los servicios estadounidenses y europeos siempre se reservan para resolver cualquier "salida" imperial (económica o militar) que requiera consenso internacional.
Bien empleada, la herramienta "terrorismo" (un arma que combina la violencia militar con la Guerra de Cuarta Generación) tiene como objetivo central: Generar una conflicto (o una crisis) para luego aportar la solución más favorable a los intereses del que la emplea.
Por ejemplo: El 11-S (activado por la CIA infiltrada en los grupos islámicos) en EEUU fue el detonante del conflicto, y la "guerra contraterrorista" posterior, y las invasiones a Afganistán e Irak, fueron parte de la alternativa de solución.
Entre los varios objetivos encubiertos de la campaña con la "amenaza terrorista internacional" lanzada en los últimos días por la Casa Blanca y las potencias centrales europeas, sobresale nítidamente el de preparar el "clima" y la justificación para iniciar operaciones militares en alta escala en Yemen, Sudán y Somalía.
El montaje del "ataque terrorista" frustrado a un avión en diciembre pasado, el reciclamiento de la amenaza de Al Qaeda en Yemen, las denuncias de Obama y los líderes europeos sobre complots "terroristas islámicos" en marcha, las detenciones masivas de "sospechosos" en EEUU y Europa, son piezas operativas del lanzamiento (y aggiornamiento) de una nueva fase de la "guerra contraterrorista" a escala global.
La ocupación militar de Yemen (justificada por la "amenaza de Al Qaeda") resulta de vital importancia para una proyección de control sobre el Cuerno de África, la llave del polvorín petrolero islámico que las corporaciones estadounidenses quieren arrebatar a sus competidores asiáticos, rusos y europeos.
El reciclamiento de la "amenaza de Al Qaeda" (además de alimentar un nuevo ciclo expansivo de ganancia para las armamentistas y las petroleras), sirve como argumento para justificar una nueva escalada en Afganistán y un casi anunciado desembarco militar de EEUU en Pakistán, un aliado caótico y desbocado que Washington necesita controlar en función de sus estrategias en Afganistán y en el resto de la región.
En una versión degradada (marcada por la decadencia del Imperio), Barack Obama ya recita casi textualmente la "doctrina Bush" de las guerras preventivas contra el "eje del mal" como estrategia de apoderamiento de mercados y de recursos estratégicos que el Imperio y sus corporaciones necesitan para renovar sus ciclos de expansión capitalista.
Terminado el marketing electoral, con un Imperio USA colapsado por la crisis económica y las contradicciones internas, el presidente negro aplica a rajatabla la "guerra contraterrorista" como estrategia imperial de Estado en el marco de la política exterior.
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Para qué sirve el "terrorismo islámico"
El "terrorismo islámico", convertido desde el 11-S en única hipótesis válida de conflicto internacional (y como justificativo de base para intervenciones militares), es multifuncional en su búsqueda de objetivos: Un atentado "terrorista" detonado a distancia (y por control remoto) multiplica planetariamente sus efectos de "miedo mundial" por medio de la manipulación mediática de las imágenes de destrucción que realizan las grandes cadenas mediáticas del Imperio.
Y la interpretación del hecho "terrorista" por los grandes medios del sistema y sus analistas no es racional sino emocional: Al "terrorismo" no se lo analiza como un arma político-militar (con objetivos y beneficiarios políticos-económicos) sino que se lo presenta como un hecho "monstruoso y criminal" con un fin demencial y una resolución irracional en sí mismo.
En este contexto de ocultamiento de las causas y los fines inteligentes y planificados del "acto terrorista" (un arma de guerra para conseguir objetivos, tan efectiva y mortal como cualquier otra), quien avance hacia la búsqueda de explicaciones y de posibles beneficiarios es tildado inmediatamente de "conspirativo".
Así la CIA y los servicios estadounidenses y europeos consiguieron (además de entronizar la ignorancia) "nivelar el miedo" y utilizar indiscriminadamente al "terrorismo" (como arma de manipulación política y social) con la complicidad manifiesta de los grandes medios y comunicadores masivos que sólo se limitan a contar el "terrorismo" de acuerdo con las "fuentes oficiales".
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Los testeos con las "amenazas"
Como cualquier experto en inteligencia sabe, hay un primer movimiento en las técnicas "terroristas" que se denomina "testeo". Esta técnica consiste en generar "efectos colaterales" de miedo sin llegar al atentado "terrorista" real, y su principal campo de acción son las "amenazas" y el "descubrimiento" (antes de que sucedan) de supuestos planes de ataques y atentados que son presentados a la prensa.
En ese sentido, son ejemplos paradigmáticos los "comunicados" de Al Qaeda y las apariciones constantes de Bin Laden en los clásicos videos y grabaciones, así como las también constantes revelaciones y denuncias de "planes terroristas" por parte de EEUU, Gran Bretaña y los gobiernos de las principales potencias europeas.
Tanto Washington como las potencias de la Unión Europea han mantenido históricamente denuncias constantes de "ataques terroristas islámicos" en planes de ejecución, pero que efectivamente no han sucedido, desde el 7 de julio de 2005, fecha del atentado terrorista al metro de Londres.
Mediante estas operaciones de "testeo" (y de mantenimiento de la psicosis del miedo) los planificadores del USA-terrorismo de Estado imperial (disfrazado de "terrorismo islámico") mensuran el impacto emocional y seleccionan los posibles "blancos" de los ataques terroristas reales, principalmente en EEUU y Europa.
Mediante estas operaciones, los estrategas y planificadores "testean" en diferentes escenarios (Europa, Asia, África o EEUU) el clima de "miedo" existente, o lo reactualizan para mantener activas las condiciones de manipulación con el "terrorismo".
Decenas de operaciones de "testeo" con amenazas y descubrimiento de "planes terroristas" son realizadas anualmente tanto en Europa (principalmente Francia y Gran Bretaña) y EEUU, donde los "blancos" se sitúan (últimamente) preferentemente en el sistema de transporte de Nueva York.
Esos ensayos les permite a los planificadores evaluar posibles reacciones sociales y políticas frente a un atentado real.
En este contexto, se reactualizan las operaciones psicológicas para involucrar a grupos y organizaciones islámicas asiáticas y africanas dentro de un plan "terrorista" común para vulnerar la seguridad de EEUU y Europa.
El eje Irán-Afganistán-Pakistán-Europa
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Evidentemente, las operaciones de testeo con las amenazas y planes "terroristas" siguen concentradas en el eje asiático India-Afganistán-Pakistán-Yemen, en Medio Oriente, en los países islámicos del Cuerno de Africa, y en el marco de las potencias europeas que tienen tropas en Afganistán, donde los talibanes están exterminando a los soldados de EEUU y la OTAN y ya controlan más del 70% del territorio afgano.
Como se sabe, los gobiernos europeos, ante el enorme costo político y social que les acarrea, son cada vez más renuentes a mantener su alianza militar con EEUU en Afganistán (hasta ahora la guerra de ocupación más costosa y problemática para el Imperio) y algunos de ellos ya están pensando en retirarse de sus acuerdos militares con Washington.
Las mismas potencias europeas, a su vez, tienen en su manos la "resolución final" sobre el programa nuclear iraní en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el fin de la "opción diplomática" podría desencadenar a corto plazo acciones de endurecimiento económico y hasta nuevas y más duras sanciones militares contra Teherán.
Las seis potencias del grupo "5+1" (EEUU, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) ya acordaron con varios países árabes celebrar consultas sobre posibles "acciones" a emprender contra el programa nuclear de Irán.
Israel y EEUU, por su parte, esgrimiendo informes (de la AIEA) donde se consigna que Irán ya está en condiciones de fabricar ojivas nucleares, presionan para embarcar a la OTAN y a las potencias europeas en acciones militares inmediatas contra Irán.
Estos dos conflictos estratégicos centrales (el ataque a Irán y el desenlace en el eje Afganistán-Pakistán) son los que básicamente alimentan las operaciones con el "terrorismo", tanto en Asia como en las metrópolis europeas.
Las "amenazas" (con las posibilidades siempre latentes de un "atentado real"), se orientan a dos objetivos principales:
A) Ablandar la masa de resistencia de los socios europeos nucleados en la OTAN para que continúen su alianza militar en Afganistán y legitimen posibles operaciones militares ya planificadas de ocupación en Yemen, Sudán y Pakistán.
B) Preparar y crear las condiciones para acciones militares y de bloqueo económico contra Irán, antes de que este país alcance a desarrollar ojivas nucleares que pongan en peligro la supervivencia del Estado de Israel (la madre patria del sionismo capitalista que controla el mundo desde Washington y Nueva York).
Para ello es imprescindible generar un contexto asiático y europeo amenazado no solamente por el "terrorismo islámico" de Bin Laden y Al Qaeda, sino también por el "peligro nuclear iraní" que puede expandirse por Europa y EEUU.
Esto explica sucintamente el eje Asia-Africa-Europa de las actuales operaciones con el "terrorismo" que -por ahora- ya se concretaron con un atentado real en la India a fines de 2008, y siguen extendiendo su estela de nuevas amenazas tanto en la región como en las metrópolis de EEUU y Europa.
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Resumiendo:
El "terrorismo" no es un objeto diabólico del fundamentalismo islámico, sino una herramienta de la Guerra de Cuarta Generación que la inteligencia estadounidense y europea están utilizando para derrotar a los talibanes en Afganistán, ocupar Pakistán, Sudán y Yemen, justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en potencia nuclear, y generar un posible segundo 11-S para distraer la atención de la crisis económica que ya ha derivado (por medio del desempleo) en crisis social tanto en EEUU como en Europa.
Dentro de esta línea directriz, se van a enmarcar los distintos acontecimientos de "amenazas" y "descubrimientos de complot terroristas" que se irán desarrollando en los próximos días tanto en Europa y EEUU como en Asia Central y la región del cuerno africano.
El punto "nebuloso" de estas operaciones reside en precisar en qué momento los estrategas del USA-terrorismo van a implementar el escenario de otro atentado real en alta escala (que aparece como inevitable) en objetivos de Europa, Asia, o EEUU.
El "blanco", como ya se precisó más arriba, seguramente va a estar determinado por el resultado y la evaluación de los "testeos" con las "amenazas" y los "complots terroristas" que (desde fin de año) vienen denunciado Barak Obama y las potencias europeas.
En el momento que EEUU decida atacar a las usinas nucleares de Teherán, o lanzar operaciones militares en Pakistán, en África o en el Cáucaso, va a necesitar imperiosamente de uno o varios atentados terroristas reales para ablandar la resistencia de los aliados y conseguir consenso internacional para nuevas ocupaciones.
Precisamente, esas son las funciones claves que viene cumpliendo el "terrorismo islámico" (como arma de guerra imperial) controlado por la CIA desde el 11-S hasta aquí.
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