miércoles, 10 de marzo de 2010

Antesala de la guerra: Operación sionista a gran escala contra Irán

Los tiempos parecen agotarse en Medio Oriente. Extraños y peligrosos realineamientos, ratificación de frentes y nuevos posicionamientos bélicos empiezan a producirse entre el eje EEUU-Israel-UE, y el eje Irán-Siria-Líbano-Gaza, por el otro. En este escenario resalta un detalle sobresaliente: El lobby sionista que controla la Casa Blanca y el Pentágono inició una operación en gran escala (y en todos los frentes) para cerrarle todos los caminos al régimen que controla Teherán. Las señales son claras: Los halcones de Washington y Tel Aviv, onnubilados por la neutralización de la ojiva iraní, parecen encaminarse hacia el desenlace previsto.

Informe especial
IAR Noticias
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Joe Biden, vicepresidente de EEUU, un sionista USA no judío (integrante del lobby judeo-cristiano de las armamentistas del Pentágono) se encuentra en Medio Oriente con una misión: Darle seguridad al estado mayor israelí de que la Casa Blanca no lo va a dejar solo en la ofensiva final contra el régimen de los ayatolas.

Esa ofensiva viene marcada por dos fracasos recientes: A) EEUU y las potencias (con el boicot de China y Rusia) fracasaron en un nuevo intento para aislar y estrangular a Irán en la ONU y presionarlo para que detenga la faz "militar" de su proyecto nuclear. B) Israel, por su parte, no tuvo éxito en su empeño de trazar una cuña de separación entre Moscú y Teherán que favorezca las nuevas sanciones y el plan de asilamiento económico.

Estos dos puntos, marcaron una especie de saturación del frente de negociación diplomática, que ya hace temer a los expertos algún "hecho consumado" por parte de la potencia judía en Medio Oriente.

En este escenario, los pronósticos no son alentadores: Esta vez, el conflicto parece haber rebalsado los espacios locales avanzando hacia un desenlace generalizado de un triple conflicto militar entre el eje Irán-Siria y el bloque USA-Israel, cuyas mechas principales de ignición se sitúan en Gaza y en Libano.

Con este decorado, Joe biden inició una agenda por Medio Oriente reuniéndose, en distintas mesas, con los halcones políticos y militares que manejan las riendas del Estado judío.

En ese plan, el vicepresidente de EEUU afirmó desde Jerusalén, y ante el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, la "determinación" de su país para evitar que Irán desarrolle el arma nuclear.

"Estamos decididos a impedir que Irán adquiera armamento nuclear y estamos trabajando con muchos países del mundo para convencer a Teherán de que cumpla sus obligaciones internacionales", dijo en una ronda de prensa conjunta con Netanyahu tras la reunión que mantuvieron ayer al mediodía.

De acuerdo con The Washington Post, Biden pretende convencer a Israel de que "no se lance a una aventura militar" para frenar los planes nucleares de Irán y dé tiempo a la opción diplomática y a las sanciones.

Israel ya bombardeó un reactor nuclear en Osirak (Irak) en 1981 y otro - aunque Damasco lo niega- en Siria en 2007, cuando sintió que suponían un riesgo para su "seguridad", recuerda este miércoles la prensa estadounidense.

Joe Biden (un cristiano adoptado como propio por Israel y el lobby sionista), comenzó su agenda de reuniones con altos representantes israelíes, con una charla con el presidente Shimon Peres, en la residencia presidencial en Jerusalén.

Biden, según la prensa israelí, le dijo a Peres que el régimen iraní se encuentra más aislado que nunca, tanto a nivel domestico como internacional, agregando que el pueblo iraní esta imponiendo sanciones morales contra sus gobernantes.

El presidente israelí dijo, por su parte, volvió a pedir sanciones a Irán, incluyendo su expulsión de las Naciones Unidas. De acuerdo a Peres, el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, no puede ser un miembro de la ONU al tiempo que llama a la destrucción de Israel y que cuelga gente en las calles (las ejecuciones de miembros de la oposición prosionista).

La misión de Biden y sus palabras no son una cuestión menor, y viene determinadas por su peso especifico dentro de la jerarquía sionista que controla las decisiones de la Casa blanca y el Pentágono.

La lógica del poder sionista que controla a Obama se consolida a partir de cuatro figuras claves: Joshep Biden, Vicepresidente (control del lobby sobre la Casa Blanca), Rahm Emanuel, jefe de Gabinete (control del lobby sobre el entorno de Obama), Timothy Geithner, secretario del Tesoro (control de lobby sobre el Sistema de la Reserva Federal), e Hillary Clinton, secretaria de Estado (control del lobby sobre la política Exterior).

Este "cuarteto", sintoniza línea directa con los halcones de Tel Aviv, y procesa tanto las operaciones diplomáticas como la estrategia enel frente militar, cuyo desenlace -a decir de los expertos- solo es contenido por un delgado hilo que tiende a romperse.

El máximo nivel de decisión política, las áreas de ejecución presidencial y el entorno del presidente, el máximo nivel de decisión económica financiera, y el diseño y la ejecución de la política exterior (el corazón del Imperio) van se encuentran en manos de operadores del lobby judío sionista (en versión liberal) de la "gran manzana" bancaria de Nueva York.

En síntesis, la Casa Blanca (el poder político), el Tesoro (el poder financiero), el Departamento de Estado (el poder imperial) y el Pentágono (el poder militar que sigue en manos de otro integrante del lobby, Robert Gates) responden a los intereses estratégicos del lobby sionista "liberal" que hoy gobierna EEUU con Obama como la "frutilla de la torta".

Y la gira de Biden por la zona de conflicto, tampoco es casualidad.

Desde hace varios meses, Israel sigue sumando señales y advertencias sobre la posible activación de un desenlace militar en el escenario conflictivo de Medio Oriente que podría abarcar tres frentes simultáneos: Irán, Gaza y Líbano, a los que podría incorporarse Siria.

El alto mando israelí y sus servicios de inteligencia, actualizan constantemente los "fundamentos" de operaciones planificadas contra Gaza, los búnkeres de Hezbolá y las usinas nucleares de Teherán.

Estos objetivos (casi explícitos) marcan la agenda del alto mando militar judío que en mayo pasado realizó ejercicios militares en gran escala con simulación de una guerra regional y de una Intifada.

Mientras tanto, y en varios frentes simultáneos abiertos, se producen crecientes operaciones cruzadas de acción psicológica intimidatoria entre Tel Aviv, Teherán y Damasco, y reuniones constantes de alto nivel en Washington y Tel Aviv.

Lo que hace presagiar, según analistas árabes, judíos y estadounidenses un desenlace militar activado por la plana mayor israelí que busca -según su propia definición- desactivar la capacidad nuclear de Irán antes de que consiga la bomba, impedir que Hezbolá siga incrementando sus arsenales militares en Líbano y que Hamás vuelva a solidificarse en Gaza.

En ese escenario, la semana pasada, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad,y el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, mantuvieron una sorpresiva cumbre con el presidente sirio, Bashar Assad, sellada con una cena en Damasco.

De acuerdo con los trascendidos oficiales, se trató de una reunión especifica para abordar el tratamiento conjunto de las "las amenazas de Israel".

Con otro dato adosado: Ahmadineyad se reunió también con distintos líderes de las facciones palestinas en Siria, incluyendo al líder político de Hamás, Khaled Meshal, el vicesecretario general de Jihad Islamico, Ziad Nahla, y con Ahmed Jibril, líder del Frente Popular por la liberación palestina.

El marco de la presencia de Biden en el área de conflicto también tiene otro ingrediente: Los tres aliados sionistas de la ONU, EEUU, Reino Unido y Francia, están dando la puntada final para un nuevo proceso de aislamiento y estrangulamiento económico de Irán, que los especialistas interpretan como el primer escalón hacia el desenlace militar del conflicto.

Esa decisión es altamente conflictiva, dado que confronta con los intereses de Rusia y China, que conforman (con Irán como punta d elanza) un eje intercapitalista de competencia por mercados y recursos estratégicos con el eje USA-UE

En Rusia, la prensa y agencias moscovitas, aseguran que Moscú está a punto de entregarle a Irán el sistema de misiles S-300 que volvería casi invulnerable el espacio aéreo iraní.

En las últimas horas, Moscú no le dio curso al pedido de Israel para que se sume a las sanciones económicas y suelte la mano de los ayatolas en su conflicto con Occidente.

Si a esta posición se suma China, la maniobra de presión y estrangulamiento económico de Irán volvería a quedadr en el tintero del Consejo de Seguridad de la ONU.

Además, la alianza estratégica comercial y militar de ambas potencias con el régimen de los ayatolas en ningún momento se alteró. Los chinos y los rusos, más allá de su inteligencia política sibilina, dependen del "eje del mal" para sobrevivir.

Para EEUU, la aprobación de nuevas sanciones contra Irán, resulta crucial para contener una acción militar unilateral por parte de Israel contra las usinas nucleares de Teherán.

El misionero del lobby en Medio Oriente, Joe Biden, el jueves pronunciará un susgestivo discurso titulado "La perdurable asociación de Estados Unidos e Israel" en la Universidad de Tel Aviv, antes de partir hacia Jordania, donde se encontrará esa misma noche con el rey Abdalah de Jordania, principal aliado de EEUUen la región.

Mientras tanto, la señales y los hechos se siguen sumando. Y la escalada (que se mantenía entre el juego diplomático y las amenazas) parece orientarse hacia una resolución militar.

La situación parece rebalsar en todos los frentes, y son casi nulos los espacios que quedan para una nueva negociación diplomática distractiva en la ONU.

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